Este lunes, 14 de agosto, es día de calculadora. No para analizar los escenarios del dólar (que casi que pasó a un segundo plano), sino de algo más trascendente: la eventualidad de una transformación política de fondo para Argentina. La que hace cuentas es Patricia Bullrich, que sabe que está muy complicada. El fenómeno Milei terminó siendo más atractivo que su propuesta ante el electorado, pero de cara a octubre, la exministra de Seguridad de Mauricio Macri enfrentará un nuevo desafío más grande y bastante paradójico.
Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) volvieron a ser una suerte de primera vuelta, pero hay algo novedoso en el resultado. Usualmente, la pregunta que suelen hacerse los analistas en estos escenarios es si el que salió segundo puede llegar a sumar los votos del tercero, para ver si así puede llegar a superar al primero. Mucho más, en el caso de una primaria, si el tercero es del mismo espacio político que el segundo.
Sin embargo, Bullrich enfrenta una paradoja bastante particular: puede que le resulte más fácil garantizarse el 11% que obtuvo Horacio Rodríguez Larreta que mantener su 17% “propio”, que puede que incluso no sea demasiado propio, valga la redundancia. Es claro que al perfil del votante del intendente capitalino, Milei no es un candidato que incite a abandonar el sufragio por Juntos por el Cambio. Poco tendrá que hacer la ganadora de la PASO cambiemita para hacerse acreedora de la mayoría de estos votos.
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Sin embargo, a la hora de retener el capital de ayer, Bullrich podría tener varios inconvenientes. Para empezar, ni hace falta recordar que existe una similitud importante en un sector de los votantes de ambos. Hay electores de Milei que no irían con Bullrich y algunos de Bullrich que no votarían a Milei, claro. Sin embargo, un porcentual interesante tiene una alta estima por los dos candidatos. Muchos de ellos dudaron hasta el último momento en la jornada de ayer.
En este sentido, era lógico que iba a poder existir una migración en favor del candidato más fortalecido de cara a octubre. Si el libertario hubiera salido segundo, y la que contaba con el envión ganador era la presidente del PRO, seguramente Milei hubiera perdido algún voto en la primera vuelta oficial. Pero la que salió segunda fue ella y el candidato más competitivo ahora es el diputado de La libertad avanza. Bullrich, que incluso necesita más votos en el padrón que ayer se ausentó, tiene que sumar y no perder ni un elector.
Pero esta no es la única amenaza que enfrenta la exministra. Ayer existieron varios votos útiles en los cuartos oscuros. Por ejemplo, votantes en la Ciudad de Buenos Aires que elegirán a Ramiro Marra en octubre, pero que ayer escogieron a Jorge Macri, para que le gane la interna al izquierdista Martín Lousteau. Aunque no alcanzó, también varios votantes kirchneristas buscaron la elección “estratégica” con Lousteau para vencer a Macri y dejarlo afuera. Sufragios que se llevará seguramente Leandro Santoro en su búsqueda del balotaje. Pero, a nivel nacional, mucha gente que siente una inclinación natural por Milei le “prestó” el voto a Bullrich, para que deje en el camino a Larreta. Ya en las redes sociales, varios liberales adelantaron que el voto que pusieron ayer en JxC, ahora irá para La libertad avanza.
De esta manera, la ahora candidata oficial de Juntos por el Cambio, paradójicamente, tendrá fácil la difícil (conseguir los votos de otro candidato) y difícil la supuestamente fácil. Es decir, mantener la totalidad de los que la votaron ayer. Y, como dijimos, Bullrich no puede perder ni un voto. Tiene que sumarlos. Lo cierto es que es muy complicado y su tono apesadumbrado de anoche lo dejó en evidencia.