Todo parece indicar que lo mejor que podía hacer Lionel Messi es seguir con su carrera en Estados Unidos. No porque haya comenzado bien su ciclo deportivo en el nuevo equipo, sino porque está feliz. Inaugurando su etapa postmundial, donde ya no tiene que demostrarle nada a nadie, el capitán de la selección argentina desembarcó en Miami donde se lo ve tranquilo y disfrutando una paz que merecía. Las imágenes con su familia en un supermercado haciendo las compras con bastante normalidad evidencian que no podía haber elegido un lugar mejor.
Tampoco fue una sorpresa que el debut de Messi en el Inter haya sido de manera ideal. Pero, además del resultado, el partido del conjunto de Miami contra el Cruz Azul de México tuvo su desenlace soñado. El conjunto estadounidense, ahora dirigido por el argentino Gerardo Martino (que ya lo tuvo al 10 en la selección y en Barcelona), venía de capa caída. La llegada del mejor jugador del planeta le cambió la cara al equipo, que venía consiguiendo un empate contra un rival competitivo en los noventa minutos de juego.
Messi ingresó entrado el segundo tiempo, y aunque tuvo sus toques distinguidos con el balón (y hasta buscó un gol olímpico), todo parecía indicar que el encuentro terminaría con empate a uno. Sin embargo, ya en tiempo de descuento, la defensa mexicana le comete una irresponsable falta al astro en la puerta del área. Esas que cuando se cobran, al tener un buen pegador en el equipo ya tienen olor a medio gol.
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Así fue. Golpe con la categoría de siempre. La pelota que pasa por encima de la barrera termina en el ángulo superior izquierdo, dejando a otro arquero despatarrado en el piso, que nada podía hacer para desviar la trayectoria del balón. 2 a 1, victoria agónica del Inter y sonrisas para todos.
En un estadio con más facilidades que en Argentina, España o Francia -y en un ámbito más civilizado, hay que reconocer-, el goleador pudo acercarse al costado del campo de juego, donde pudo abrazar a su mujer y a sus hijos luego de anotar. Una experiencia nueva, que seguramente disfrutará muy seguido en su nuevo equipo.
Mientras tanto, la liga norteamericana comienza a facturar y a pagar la inversión. En Argentina y en muchos países del mundo, ya los millones de fanáticos comienzan a pagar a suscripción para poder sintonizar los partidos de Lio. Pero en Barcelona y en París ya lo extrañan demasiado. Una de las estadísticas más curiosas que dejó el partido de ayer, incluso poco tiene que ver con el Inter de Miami. Desde que se fue Messi, ni el Barcelona ni el PSG volvieron a hacer goles de tiro libre. Curiosa maldición.