Los aberrantes crímenes del niño Lucio Dupuy como la muerte de Fernando Báez Sosa paralizaron a la opinión pública argentina. Incluso trascendieron las fronteras, llegando a las noticias de toda América Latina. ¿Cómo es posible que una madre y su novia golpeen hasta la muerte a un niño de cinco años, del que además torturaban y abusaban sexualmente? ¿En qué cabeza entra que una simple discusión de boliche termine en con una patota golpeando a un joven indefenso en el piso, hasta la muerte? Ambos casos ocurrieron casi en simultáneo y la reacción de la opinión pública hizo que la justicia actúe en tiempo y forma. Pero las condenas a cadena perpetua esperadas no saciaron a una sociedad tan indignada como carente de respuestas.
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Es por eso que, más allá de la lógica indignación que generan los condenados, es pertinente buscar algunas respuestas de fondo para comprender algo más sobre estos irracionales comportamiento. En conversación con Odra Farfán, psicóloga clínica especialista en neurodesarrollo y psicopatología del adulto, así como especialista en psicoterapia cognitiva conductual, intentamos dar respuestas a cuestiones por demás complicadas: ¿Son evitables estas tragedias? ¿En las sociedades virulentas y problemáticas, como la de la Argentina actual, proliferan estas aberraciones? ¿Son recuperables esta clase de delincuentes? ¿Cómo se explica la falta total de empatía ante el sufrimiento del prójimo? ¿No existe un “instinto maternal” que impida semejante atrocidad como la que sufrió el pequeño Lucio?
Ante estas cuestiones más que complicadas, la licenciada Farfán nos da su opinión y análisis en el que se resaltan ciertas cuestiones de vital importancia. En una entrevista con PanAm Post, la especialista se refirió al caso del pequeño Lucio y esbozó un perfil de las involucradas, el cual encaja en comportamientos con rasgos psicopáticos.
“Un comportamiento psicopático es cuando existe el patrón de hacer daño sin empatía hacia la otra persona, donde no me interesa para nada el hacerte daño, incluso en mediados de la situación. Esa indolencia es típica de los cuadros psicopáticos. Hay una carencia importante de esto y hay mucha agresión, cuando esta integración psicopática se rompe. Las personas psicopáticas no siempre consumen drogas. El psicópata de por sí tiene tanta la carencia de empatía y lo indolente que es desde la raíz de su ser, que realmente no se ve movido. No hay conmoción cuando estamos hablando del dolor de la otra persona”.
Sobre el origen de este comportamiento, Farfán aclaró también que la psicopatía tiene un componente que es genético. Se nace con esos rasgos. Para que haya un trastorno mental, es necesario tener la susceptibilidad genética y un gatillante externo. Asimismo, indicó que la psicopatía se termina de gatillar en la infancia y tiene que ver, precisamente, con recibir conductas abusivas de parte de figuras parentales o cuidadores, pero el rasgo está allí, que como es algo genético de base. significa que no es “contagioso” de por sí.
“En el fondo el psicópata tiene un margen de decisión y rara vez son impulsivos en el crimen como tal, siempre hay planificación. Es muy probable que ellas, si están dentro de este espectro hayan planificado esta situación”
En el caso de Lucio Dupuy, en donde se ocasionó dolor y sufrimiento al pequeño sin sentir remordimiento, en su opinión, hay rasgos psicopáticos o hubo una psicopatía propiamente en curso, por la forma como las involucradas hicieron todo. Este caso también conllevó a tocar el tema del sesgo ideológico, puesto que Abigail Páez es conocida por ser militante feminista lesbiana, que recientemente también comenzó un tratamiento de hormonización. Sobre este particular, Farfán aclaró que los sesgos ideológicos no determinan patologías, pero sí impulsan conductas desde el accionar.
“El sesgo ideológico me predispone a comportamientos, pero desde una base patológica no es determinante. Son los lentes con los que veo la vida. Así veré a la sociedad”.
Asimismo, Farfán recalcó que hay muchas personas que han llegado a cargos importantes desde el poder público o el poder directivo privado que tienen rasgos psicopáticos. No hay una situación de regulación desde un súper macro filtro, en donde se le pueda dar tratamiento.
Entre las interrogantes que pueden surgir en todo a este patrón de conducta y cómo lidiar con ello, la especialista también también es determinante al responder que no existe cura, más allá del o paliativo. En tal sentido, aseveró:
En el caso de la psicopatía no hay un tratamiento de cura, ni farmacológicamente, ni terapéuticamente hay una forma de inducir la cura. Las personas con estas caracterísitas generalmente bordean la ley. Los psicópatas de tipo integrado no rompen la ley, no cometen crímenes, y puede ser que estén viviendo aquí al lado, puede ser tu vecino y tú no enterarte. Es muy difícil darse cuenta.