Aunque la pandemia del Covid-19 parece estar llegando a su fin, la pesadilla de la denominada “viruela del mono” emerge para inquietar a todo el mundo. A los que temen por la enfermedad y a los que están preocupados por la eventual pérdida de libertades individuales, como ocurrió hace poco tiempo. Mientras se vuelve a hablar en Europa de vacunas y cuarentenas, se cumple un sombrío aniversario de una película que tiene que ver también con monos, conflictos políticos, enfrentamientos… y que termina con el fin del mundo: bajo el planeta de los simios.
Un 26 de junio, pero de 1970, llegaba a las salas de cine Beneath the planet of the apes. La continuación inesperada del clásico protagonizado por Charlton Heston, que parecía no tener continuación posible. Es que el arribo a caballo de Taylor y Nova hacia la semienterrada Estatua de la Libertad, era un cierre general, que hacía absolutamente intrascendente cualquier continuidad en materia de las historias de los personajes individuales. Pero el éxito de taquilla hizo que el productor, Arthur P. Jacobs, y la 20th Century Fox salieran a abastecer la demanda de un nuevo mundo para Hollywood: el de las secuelas, el merchandising y todo lo que explotó poco tiempo después Star Wars.
La segunda entrega de la saga de los simios comienza con la llegada del astronauta Brent (James Franciscus), que arriba al futuro de la tierra siguiendo la trayectoria de Taylor y sus colegas, de los que no supieron más nada en la Tierra. Luego de encontrar a Nova, la bella y muda humanoide lleva al protagonista con los “monos buenos”, Zira y Corneluis, que lo ayudan a escapar de una “ciudad simia” convulsionada en lo político. Es que el ejército gorila, bajo el mando del general Ursus, planea el exterminio de los humanos y la invasión a la denominada “Zona prohibida”. ¿Otro detalle curioso vinculado con la actualidad? La operación militar se argumentó desde lo defensivo y los soldados marcharon con banderas identificadas con la letra “Z”. La misma del ejército ruso en Ucrania.
Hace medio siglo, una de las principales preocupaciones de los estadounidenses era una guerra nuclear con la Unión Soviética. Para echar más leña al fuego, el film termina justamente así: con la explosión de una bomba atómica, que los humanos mutantes del futuro guardaban como único mecanismo de defensa, ante una eventual invasión simia. Así concluye Bajo el planeta de los simios. Con un conflicto que terminó con la vida en la Tierra, producto de un enfrentamiento entre monos (sin viruela) que invaden territorio enemigo, identificados con la “Z” y una absurda explosión nuclear.
Varias coincidencias con la coyuntura actual, pero seguramente nada más que eso. Para el que vio solamente la clásica de 1967, la oscura secuela es asignatura pendiente. Aunque la crítica dijo que fue una secuela forzada, motivada exclusivamente por lo comercial, para los fans de la saga es una película de culto y una de las preferidas.
Como era de esperar, a la película le fue bien y ni siquiera el fin del mundo pudo terminar con la franquicia. Siguió con Escape del planeta de los simios y, en la actualidad, la historia continúa con toda la tecnología moderna. Para los puristas, las clásicas, con máscaras de látex, son insuperables.