En Argentina se relajó la presión cambiaria y los mercados reaccionaron bien a lo que, como dijimos desde estas columnas, no es más que la postergación de la problemática económica. Igualmente, Alberto Fernández logró algo de paz y emprendió su viaje a Chile, para la asunción de Gabriel Boric. Pero, aunque pudo hacer las maletas con relativa tranquilidad, sin la pesadilla del default, sabe bien que no puede contar demasiado con la misma coalición legislativa que ayer le votó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
- Lea también: Las verdades incómodas detrás del pacto entre el gobierno y el macrismo
- Lea también: Espert, Milei y López Murphy honraron el compromiso con el votante liberal
Finalmente, Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidente y del fallecido Néstor, terminó votando por la negativa. Aunque esto era una posibilidad, el resquebrajado Frente de Todos, con nuevo titular de bloque, jugó ante las cámaras con la posibilidad de un voto positivo unificado. No ocurrió. La Cámpora aportó varios negativos y abstenciones, al proyecto que tuvo que salir con el apoyo de Juntos por el Cambio.
La actitud de Máximo no pasó desapercibida. La fricción con Alberto Fernández que se materializó en su votación quedó en evidencia. También tuvo sus críticos, que no escatimaron al momento de levantar pólvora en las filas del oficialismo. Este fue el caso del periodista Bruno Bimbi, quien tuiteó que si Néstor Kirchner hubiese estado vivo, habría votado por el “sí”. La frase fue un insumo de respaldo para el presidente argentino, quien lo compartió en sus redes sociales, dando pie a interpretaciones de aprobación. Esto indica que esta especie de “guerra fría” entre el albertismo y el kirchnerismo por ahora se limitará a ironías y mensajes subliminales.
De algo no tengo dudas: si Néstor Kirchner estuviera vivo y fuera diputado, anoche habría votado sí.
— Bruno Bimbi (@bbimbi) March 11, 2022
Aunque nunca se sabe hasta qué punto las internas peronistas son en serio, los desmanes que se vivieron en las inmediaciones del Congreso abren la posibilidad a toda una serie de incertidumbres. ¿Por qué no se limitó el acceso a las adyacencias del parlamento? ¿Los revoltosos eran exclusivamente miembros de la izquierda dura o hubo alguna complicidad kirchnerista como sugiere más de un diputado ante micrófono apagado?
Alberto Fernández tiene por delante un año y medio complicado, y está con menos capacidad de acción como si fuera un presidente que ya perdió la reelección en las elecciones, y solamente cuenta los días para entregar el poder y abandonar la Casa Rosada. Por lo que se vio hasta ahora, no habrá guerra abierta entre sus leales y la tropa de Cristina Kirchner. Sin embargo, las ambiciones para 2023 se irán profundizando cada vez más y es probable que veamos a un kirchnerismo cada vez más intransigente, y a un Alberto cada vez más desesperado pidiendo el auxilio de la bancada opositora.
Por ahora, el presidente deslizó que irá por la reelección. Ese anhelo parece no tener asidero ni en el país ni dentro del Frente de Todos, que ya está absolutamente quebrado. Por el horizonte lejano de las próximas primarias, es probable que el peronismo “unido” ni siquiera llegue para sacarse los ojos en las PASO. Un escenario así, no se veía en Argentina desde 2003. Si el justicialismo ofrece más de una candidatura en el menú, el impacto del quiebre llegará y traerá cambios de lleno en la oposición. Ya no habría necesidad de un único frente y se podría ofrecer a la ciudadanía otra opción más interesante y consistente de lo que ha sido hasta el momento Juntos por el Cambio.