Nightmare on Elm Street, “Pesadilla” en América Latina, fue toda una sorpresa en 1984. Aunque el cine de terror venía ganando terreno, sobre todo después de las primeras Halloween y Friday the 13th, el éxito de taquilla sorprendió a todos. Incluso a su autor y director, Wes Craven. Es que la humilde producción de menos de dos millones de dólares, con un Robert Englund no muy conocido y un debutante Johnny Deep, cosechó en boleterías nada más y nada menos que 57 millones de dólares. Algo no usual para la época y el género.
El final abierto, que permitía un retorno de Freddy Kruegger sin ninguna complicación, hizo que el estudio se lanzara de lleno para hacer una segunda parte. La idea no entusiasmó demasiado a Craven, quien decidió permanecer al margen y cobrar por sus jugosos derechos de autor. El proyecto quedó en manos de Jack Sholder y, aunque le fue bien en recaudación, no pudo ni igualar ni superar el éxito de la primera. El film costó 3 millones y levantó 30. Nada despreciable desde el punto de vista comercial, pero lo cierto es que mientras la primera se convirtió en un clásico, “La venganza de Freddy” pasó a juntar polvo en la sección de terror de los extintos video clubes.
La saga siguió, Craven volvió para el tercer episodio y recién mataron a Freddy en la sexta parte, donde un Deep ya consagrado vuelve para un cameo. Luego lo reeditaron para un extraño proyecto de su autor, donde el asesino de los sueños aparecía para perseguir a los actores de las películas, y también lo trajeron de nuevo para batirse a duelo con Jason Voorhees. Pero mientras pasaba todo esto, e internet conectaba por primera vez a todos seguidores del género alrededor del mundo, ocurrió lo impensable: Pesadilla 2 se convertía en una película de culto y se releía (o se interpretaba finalmente) como una película abiertamente gay.
Aunque su director lo niega, el mismo Robert Englund reconoce que no se puede hablar de una interpretación caprichosa. “Está obviamente pensada como una película de temática bisexual”, señaló el actor de Freddy en 2010. Para el mítico actor que interpretó al asesino del guante más célebre de la historia del cine, “Jesse está luchando contra el hecho de salir o no del armario, y Freddy es la manifestación de sus propios deseos sexuales”.
Detalle no menor es que, Jesse, el protagonista, es interpretado por un joven Mark Patton, quien en la vida real también es homosexual. El guionista incluso se quejó, ya que consideró que el personaje estaba siendo interpretado “demasiado gay”. Pero además de lo que fue su performance, y el grito afeminado que abrió en cierta manera el debate, el guion está lleno de guiños. Aunque la única escena explícitamente homosexual es el asesinato del abusivo profesor de gimnasia de los jóvenes, la ambigüedad es una constante en el film. Desde la escena del baile en su cuarto, hasta cuando Freddy (literalmente) sale del cuerpo de Jesse, la película es clara, aunque en su momento todo pasó desapercibido.
Para el que no la vio, no es necesario pasar primero por la original ni continuar con la tercera, ya que este episodio es el más aislado de la saga. Conociendo lo mínimo sobre la historia de Freddy, se puede mirar individualmente. Y que cada uno saque sus propias conclusiones. Nightmare on Elm Street 2 es la segunda y última entrega del Kruegger oscuro de los primeros films, ya que, a partir de Dream Warriors, el personaje comienza a explorar otras facetas como la ironía y el humor. Algo que muchos fans disfrutan, pero que otros detestan.