El kirchnerismo insiste en Argentina con el proyecto de ley que busca implementar un “impuesto a la riqueza” para que las personas que cuentan con un patrimonio considerable hagan un “aporte excepcional” a las arcas del Estado en medio de la crisis. Lógicamente, la iniciativa es cuestionada porque en medio de la pandemia y la cuarentena, con el sector privado cayéndose a pedazos, la burocracia nacional siguió incrementándose. Nadie se bajó el sueldo, no se cerró ninguna dependencia estatal y como ocurrió siempre, en lo que va del 2020 se incrementó considerablemente la plantilla de empleados públicos.
Carlos Heller, diputado nacional cristinista y presidente del Banco Credicoop, es el abanderado del nuevo intento de saqueo que busca implementar el oficialismo. El sector agropecuario, saqueado permanentemente, decidió tomar cartas en el asunto. En las últimas horas varios productores llamaron a cerrar las cuentas en la entidad bancaria que preside Heller, para mudarlas a la competencia. La campaña no tiene absolutamente nada para discutir: en definitiva, es gente libre que decide hacer lo que quiere con sus recursos. Pero el diputado kirchnerista, que pretende meterle la mano en el bolsillo a la gente por la fuerza, se queja. Nervioso, ahora tiene que dar explicaciones dentro del banco y afirma que los clientes que lo abandonan son “golpistas”, “autoritarios” y “antidemocráticos”.
Lo indignante de la situación fue que la oposición macrista, en lugar de defender la libertad de acción de los contribuyentes agobiados por el fisco, se “solidarizó” con Carlos Heller. En una reunión parlamentaria, varios legisladores repudiaron el supuesto “escrache” que habría “sufrido” el referente kirchnerista.
El economista Javier Milei, ya volcado en la política, arremetió tanto contra el banquero como contra los legisladores macristas. Para el referente libertario dejaron de ser “Juntos por el Cambio” y ahora los llama “Juntos por el Cargo”.
La mierda humana de Carlos Heller se queja de la embestida contra el Credicoop a la cual califica de antidemocrática.
Para él (y para Juntos por el Cargo) meterte la mano en el bolsillo con impuestos está bien pero, que vos decidas sacar tu plata de un banco (el suyo) está mal.— Javier Milei (@JMilei) October 7, 2020
Los problemas conceptuales de Argentina
Lamentablemente, la legítima actitud de los que desean cerrar sus cuentas en el Banco Credicoop, por reconocer a su titular como un factor hostil, dejó en evidencia el problema terminológico y conceptual que sufre el país. Visibilizar que Heller es el presidente del banco en cuestión y proponer cambiar de entidad no tiene absolutamente nada que ver con un “escrache”. No hay ningún hostigamiento ni nada que cuestionar. El diputado prioriza su fidelidad con el kirchnerismo y sus clientes tienen todo el derecho del mundo a abandonarlo.
Pero esta confusión no fue la primera en el marco del debate de la ley. El oficialismo, cuando presentó la iniciativa, hizo referencia a un “aporte solidario”. Ningún impuesto tiene absolutamente nada que ver con la solidaridad. Parece que el nivel del debate político desconoce que hay dos clases de transferencias de recursos: las voluntarias y las coercitivas. Las primeras son las donaciones, los regalos y las transacciones comerciales que se realizan libremente. El robo y los impuestos, en cambio, forman parte de las forzosas.
Es válida la discusión sobre la presión impositiva y la moralidad redistributiva de la carga fiscal. El liberalismo tiene muchísimo para ofrecer en ese debate de la mano de argumentos técnicos, morales y utilitarios. Lo que definitivamente no puede ser materia de opinión es el carácter “solidario” de los impuestos.