Golpizas en las calles, personas gritando desde el encierro de sus domicilios, gatos atados en bolsas… Estas son las imágenes que abundan en las redes y retratan el confinamiento que se vive en Shanghái, con el intento del régimen de Xi Jinping de detener los contagios de coronavirus, amparados en el decreto de “tolerancia cero”. Esta es una táctica que usan para apresar a sus habitantes y propagar medidas despiadadas que van desde la matanza de mascotas, la segregación de los niños de padres infectados hasta el racionamiento de la comida.
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Cuando la pandemia que empezó en China en diciembre de 2019 parecía llegar a su fin, el régimen comunista determinó que no. A pesar de su baja letalidad, un nuevo rebrote de la variante ómicron impuso otro encierro. Ante esto, Estados Unidos ordenó a todo el personal de su consulado que abandone el país asiático, si sus tareas no son de emergencia.
En un intento de suavizar lo que sucede y ver al mundo de una forma “no binaria”, Rodrigo Zeidan, profesor de Finanzas y Economía de la Universidad de Nueva York con sede Shanghái, dijo que los gatos callejeros comen mejor que las personas y “aclaró” que si bien es cierto que al principio del encierro el gobierno local sí mataba a las mascotas de las personas que daban positivo de COVID y separaba a menores de edad de su familia por lo mismo, una vez que hubo quejas de ambas cosas se detuvo.
Teniendo en cuenta que vivimos en sociedades a las que no les conmueve el inhumano atropello que supone tener a millones de ciudadanos chinos encerrados…
A ver si esto sí lleva a una ola de indignación: https://t.co/oyGdTREfoa— Luis Espinosa Goded (@luisesgo) April 10, 2022
Ante este escenario, Estados Unidos ordenó la salida de su personal por medio de la página oficial del Departamento de Estado. Luego de al menos dos semanas de encierro, los 25 millones de habitantes de Shanghái empiezan a sufrir la escasez de alimentos, la imposibilidad de acceder a la atención médica e incluso ven cómo sus mascotas son asesinadas.
Sin embargo, Estados Unidos tomó la decisión no en el peor momento del encierro, sino cuando Shanghái empezó a aliviar algunas restricciones, lo cual ha potenciado la tensión entre ambas naciones. Una vez que Estados Unidos anunció el retiro de sus ciudadanos, Pekín reaccionó. El ministro de Relaciones exteriores de China, Zhao Lijiang, reprochó lo siguiente:
Estamos totalmente insatisfechos y firmemente opuestos a que Estados Unidos politice el tema de la salida de personal y lo utilice como herramienta. Hemos hecho gestiones solemnes con la parte estadounidense. Estados Unidos debería dejar de atacar de inmediato las políticas antiepidémicas de China, dejar de manipular políticamente la epidemia y dejar de difamar a China.
Por su parte, un portavoz de la Embajada de Estados Unidos respondió ante las declaraciones de Pekín y señaló que el personal y sus familiares partirían en vuelos comerciales: “Estados Unidos no tiene mayor prioridad que la seguridad de los ciudadanos estadounidenses en el extranjero, incluido el personal de Mission China y sus familias”.
Sin embargo, esta repentina decisión deja en situación de vulnerabilidad a sus ciudadanos, quienes no necesariamente comparten la decisión del gobierno de dejarlos sin cuerpo consular.
“Muchos estadounidenses en Shanghái quedaron consternados al enterarse de las salidas anteriores del personal del consulado dada la situación actual”, explicó también Josef Gregory Mahoney, profesor de política y relaciones internacionales en la Universidad Normal de China Oriental en Shanghái.
El sector empresarial es el que más se ha opuesto a esta decisión. La comunidad empresarial de EE. UU. adoptaría un enfoque pragmático a pesar de que el bloqueo puede disuadir a los expatriados, explica Frank Tsai, profesor en el campus de Shanghái de la Emlyon Business School y fundador de la consultora China Crossroads.
Tsai teme que China considere que la acción de Estados Unidos es puramente política. Las políticas de Joe Biden en cuanto al confinamiento han sido duramente cuestionadas por ser excesivas, por lo cual no sería concordante que el problema con el gobierno chino sea a causa de los controles autoritarios del confinamiento. Al parecer, el rol de China en el conflicto entre Rusia y Ucrania pareciera tener más peso en el asunto.