En una declaración conjunta ante la Tercera Comisión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 39 países, principalmente potencias occidentales, denunciaron el martes 6 de octubre el abuso contra los derechos humanos de la minoría étnica uigur en la región china de Xinjiang.
De Hispanoamérica, el único firmante fue Honduras. Los países más vocales fueron Estados Unidos, Alemania, Japón, España y el Reino Unido.
En el documento destacan estar «gravemente preocupados por la existencia de una gran red de campamentos de reeducación política donde hay informes creíbles que indican que más de un millón de personas han sido detenidas arbitrariamente».
«Una vigilancia generalizada sigue centrándose sobre los uigures y otras minorías y están apareciendo más informaciones de trabajos forzados y contracepción forzosa, incluidas esterilizaciones», señaló el grupo. Denunciaron «graves violaciones de los derechos humanos» y «severas restricciones».
#ThirdCommittee debate: 39 countries call on China to respect human rights, particularly rights of persons belonging to religious and ethnic minorities, especially in Xinjiang & Tibet.
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Se estima que más de un millón de los uigur son víctimas de estas acciones. Para revertir esta situación, los países firmantes reclaman que China permita el inmediato acceso a Xinjiang de observadores independientes.
También denuncian la existencia de «campos de reeducación», donde son sometidas diversas minorías étnicas y religiosas, incluidos los tibetanos. Solo en Xinjiang existen 380 «centros de detención sospechosos», según las investigaciones del Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI).
EEUU ya aprobó legislación para impedir importaciones de Xinjiang
A nivel nacional, Estado Unidos ya ha aprobado legislación para negarle recursos a la región donde más se abusa de las minorías étnicas y religiosas. Desde fines de septiembre, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley para prohibir las importaciones del Xinjiang, pues consideran que son fabricados con mano de obra esclava.
Por décadas el mercado mundial se ha visto colmado de productos “Made in China”, a menudo sin considerar cómo fueron fabricados. El bajo costo de los productos chinos, según los denunciantes, tendría el alto costo de la vida y libertad de aquellos obligados a trabajar en campos de labor forzada.
¿Disney encubre los abusos en China?
Sin embargo, así como hay quienes denuncian los atropellos del régimen, también ha habido facilitadores para el encubrimiento de los abusos, entre ellos Disney, mediante la filmación de la película Mulán, filmada en Xinjiang.
En la ciudad de Turpan, por ejemplo, locación de la película, existen campos de «reeducación» para la minoría étnica uigur. Isaac Stone del Centro de Asia Society para las relaciones entre Estados Unidos y China denuncia en una columna de opinión en The Washington Post cómo Disney ayuda a normalizar un crimen contra la humanidad.
Destaca cómo se cumplen los criterios para hablar de genocidio, puesto que cayó la tasa de natalidad en Xinjiang un 24 % en 2019. «Imponer medidas destinadas a prevenir los nacimientos dentro del grupo» encaja dentro de la definición legal de genocidio, reclama Stone.
‘HORRIFIC’: Asia analyst @GordonGChang sounds off on Disney and the production of new live-action movie Mulan, citing China’s concentration camps, and their military threat to the US. [with Newsmax TV’s @JohnFBachman. https://t.co/VlT7z8drtO] pic.twitter.com/tm3JwQTeTJ
— Newsmax (@newsmax) September 8, 2020
Congraciarse con el Partido Comunista Chino le ha traído beneficios a Disney, como la apertura de Shanghai Disneyland en junio de 2016. Según el presidente ejecutivo de Disney, Bob Iger, es la «mayor oportunidad que la compañía ha tenido desde que el propio Walt Disney compró un terreno en Florida Central (donde está situado Disney World)».
El régimen le cerró las puertas a Disney en 1997, cuando la productora sacó una película sobre el Dalai Lama. Ahora busca recuperar la confianza del régimen con un lavado de cara de sus abusos y frente a la campaña contra el Partido Comunista Chino por su rol en el ocultamiento temprano del brote de coronavirus.
«Cometimos un error estúpido al lanzar ‘Kundun’», dijo el entonces director ejecutivo de Disney, Michael Eisner, al primer ministro Zhu Rongji en octubre de 1998. «Aquí quiero disculparme, y en el futuro deberíamos evitar este tipo de cosas, que insultan nuestros amigos, de suceder».
Mientras el gigante cinematográfico se empeña por mantener sus negocios a flote a expensas de la persecución de los uigur, en el campo político las naciones de Occidente se levantan en defensa de los desprotegidos.