El expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos, entregó el poder en 2018 sin haber logrado la “paz total” que hoy promete el actual inquilino de la Casa de Nariño, Gustavo Petro. Ni el premio Nobel de la Paz por su cuestionado acuerdo firmado en 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) le permitió concretar un pacto similar con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Por esta razón hoy pone en duda los diálogos del Gobierno con esta narcoguerrilla que sigue secuestrando y cometiendo todo tipo de delitos en medio de las negociaciones, así como también han seguido delinquiendo los terroristas de las FARC agrupados en las llamadas “disidencias” que echan por tierra la supuesta paz lograda hace ocho años.
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“Nos falta por lo menos información, o no nos han dado la información de qué es lo que realmente buscan, qué es lo que quiere el ELN, a dónde quieren llegar en esa negociación, qué marco jurídico van a utilizar para que tenga la legitimidad nacional e internacional”, dijo Santos en una entrevista que ofreció a la agencia EFE desde el Hay Festival Cartagena sobre los diálogos de paz del Gobierno de Petro con el ELN, a lo que agregó que “hasta no tener esa información entonces es muy incierto el futuro de ese proceso”.
Santos sobre el proceso de paz con el ELN: “No se puede improvisar”
El exmandatario colombiano advirtió que un proceso de paz “no se puede improvisar”, ya que según afirmó, para la negociación con las FARC estudió con su equipo los procesos de paz de muchos países. “Qué lecciones podíamos aplicar en el caso con las FARC, qué equivocaciones, qué propuestas, y eso nos llevó a un proceso muy bien diseñado donde teníamos plan A, plan B, plan C prácticamente en cada etapa”.
Adicionalmente, Santos destacó que gran parte de la inseguridad que hoy se vive en distintas regiones de Colombia es producto de “una guerra entre los grupos criminales por el control del territorio para poder controlar los corredores del narcotráfico, eso es evidente”. A esto añadió que “para hacer la paz se requiere mucho rigor, mucho método, mucha planeación, yo hablo por lo que nosotros hicimos, el proceso con las FARC fue un proceso milimétricamente planeado, muy estudiado”.
Sin embargo, el acuerdo de paz firmado en 2016 entre Santos y las FARC –contra la voluntad de los colombianos que votaron “No” en el referendo consultivo no vinculante de ese año– se derrumbó en 2019, cuando líderes de esa narcoguerrilla que formaron parte de ese proceso retomaron las armas y volvieron a la clandestinidad, agrupándose en lo que llamaron la Segunda Marquetalia. Tampoco se puede olvidar que no ha habido reparación a las víctimas, lo que mantiene a la impunidad como protagonista frente a una justicia que aún no llega.
El accionar criminal del ELN
Y en lo que se refiere al ELN, no se puede olvidar que tras negarse a liberar a los secuestrados –condición puesta por el Gobierno de Iván Duque para continuar con los diálogos iniciados por Santos– el atentado cometido por este grupo criminal en enero de 2019 en la Escuela de Cadetes General Santander de Bogotá, con un saldo de 23 muertos incluido el atacante, dinamitó toda posibilidad de volver a sentarse a negociar.
A pesar de eso, Petro ha dado todo a cambio de nada. Confiando una vez más en la inexistente buena voluntad de los criminales, el actual mandatario colombiano firmó en julio un decreto en el que suspendió las operaciones militares contra el ELN como parte de un cese al fuego de 180 días que vencía este lunes 29 de enero y se prorrogó por una semana. Mientras tanto, las hostilidades del ELN –cuyos líderes han indicado que no tienen intención dejar las armas– no han cesado. Muestra de ello fue el terror sembrado en el municipio Fortul, en el departamento de Arauca, con lanzamientos de explosivos contra la fuerza pública el mismo día que se emitía el decreto. Y aunque el ELN ha insistido en que no comete secuestros, apelando al descarado eufemismo de que solo tienen “prisioneros y retenidos”, el caso del padre del futbolista Luis Díaz en medio del supuesto cese al fuego dejó en evidencia el accionar criminal de este grupo narcoguerrillero.