Desde que llegó a la Presidencia de Colombia, Gustavo Petro ha sacado provecho político de la cautivante agenda verde que le abre puertas en la prensa progresista y foros internacionales. En su primera intervención en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), hace justo un año, sugirió que el petróleo y el carbón son “más venenosos” que la cocaína. Con este discurso no solo hizo apología al uso de esta droga que ha matado a 27.813 personas solo en Estados Unidos durante los últimos 12 meses registrados por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) hasta abril de 2023, sino que además le declaró la guerra a los hidrocarburos sin medir las consecuencias económicas.
Si bien el mundo avanza hacia una necesaria transición energética, esta debe ser ordenada y sustentada por estudios científicos alejados del emotivo discurso ideológico que busca ganar popularidad sobre la base de un ecologismo extremo que es funcional a la intención oculta del mal llamado progresismo de promover un nuevo sistema económico para salvar a la humanidad del satanizado capitalismo.
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En el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU, celebrado en abril en Nueva York, el mandatario colombiano evidenció que su retórica va en esa dirección cuando soltó que “la acumulación del capital mercantil ha sido el causante del daño de la humanidad” para luego agregar que cree “imperioso que los estados se puedan fortalecer, que la capacidad de planificar puede garantizar los hechos que se tienen que tomar para pasar a convertirnos en unas economías descarbonizadas, sin petróleo y sin carbón”.
Consecuencias en el mercado laboral
Esta cruzada ambientalista que ha emprendido Petro traerá consecuencias para un país cuya economía depende en cerca de 60 % de la explotación de hidrocarburos si no se toman las medidas necesarias para mitigar los efectos sobre el mercado laboral. Así lo advierte el Departamento Nacional de Planeación (DNP) en un documento divulgado este lunes por el periodista Luis Carlos Vélez.
De acuerdo con un análisis realizado por expertos basado en el escenario de que se reduzca a la mitad la producción de petróleo y gas, en los departamentos petroleros se perderían 117.000 puestos de trabajo con una disminución en la producción de crudo de 12,1 %, mientras que en los departamentos productores de carbón se eliminarían 145.000 empleos con una contracción en la producción de 11,8 %.
#LoUltimo – Cerca de 400.000 empleos se perderían en Colombia al implementarse la transición energética como la plantea el Gobierno Petro, también se perdería el 3,5% del PIB, establece documento del DNP pic.twitter.com/KeofaXfHUn
— Luis Carlos Vélez 🌎 (@lcvelez) September 18, 2023
Impacto mínimo en el ambiente y significativo en el PIB
El impacto sobre el Producto Interno Bruto (PIB) en este escenario es inevitable. El informe precisa que si la transición no se hace de manera gradual, la eventual reducción a la mitad de la producción de petróleo y carbón en el país le haría perder al crecimiento de la economía colombiana 3,5 %.
Hay que recordar que Colombia aporta solo 0,66 % de las emisiones globales de efecto invernadero en el ranking que encabeza China con más de 32 %. Esto quiere decir que el aporte positivo de la agenda verde de Petro al medioambiente sería mínimo, mientras que las consecuencias negativas sobre la economía del país sí podrían ser significativas y traducirse en mayor desempleo y pobreza.