
Existe desde hace unos años una dictadura de la ciencia, la cual funciona como una aplanadora que no acepta ninguna opinión en contrario. Basta con mencionar “los científicos dicen” o “esta científicamente probado,” para crear un dogma de fe, irrebatible, insustituible y que en corto periodo de tiempo llega a convertirse en una regla moral y ética, como el dogma del cambio climático y la reducción de la población. Es la dictadura de la ciencia.
La ciencia no asegura el progreso de la civilización ni de la especie humana, por el contrario, se puede convertir en su enemigo acérrimo y destructor. Teniendo como base la ciencia se crearon los abusos mas crueles en la historia de la humanidad, como el racismo científico, que inspiró un movimiento político socialista, el Nazismo. La ciencia, irrefutable, como la llaman, solamente por ser ciencia, persuadió al pueblo alemán que era superior, racialmente superior, llevándolos al suicidio. Once años duró el experimento racial científico del Tercer Reich. Alemania terminó destruida, invadida y dividida en dos países diferentes, uno de ellos, la Republica Democrática Alemana controlada por una raza que los alemanes del Tercer Reich consideraban inferior; la eslávica.
El motor del desarrollo de la civilización es el derecho; es la ley la que protege la vida en libertad y felicidad, no la ciencia. La ciencia sin ley es peligrosa, mas peligrosa aun cuando la ciencia dicta leyes. La ciencia, por ejemplo, ya ha decidido que hay demasiados humanos en el planeta y amenaza con varios métodos para reducir la población, uno de ellos el aborto. La ciencia también ha decidido que el planeta está calentándose por causa humana, por eso ha resuelto la prohibición de muchas actividades económicas, suprimiendo el derecho al trabajo del individuo. La ciencia, también, continúa apoyando la deshumanización del ser humano, creándole un concepto diabólico, de destructor de todo lo que toca, sin percatarse que solo el ser humano siente compasión y amor.
El ser humano, sin libertad, pierde su condición humana, y el derecho a la libertad es un bien que solamente puede ser suprimido cuando se quiebra la ley. Sin embargo, los recientes acontecimientos pandémicos, nos han llevado a una situación antijuridica en las democracias occidentales; un grupo de científicos a cargo de una organización globalista que es la Organización Mundial de la Salud (OMS), decidieron declarar a un virus como pandemia, y ordenaron que la única forma de frenar el virus COVID-19 era suprimiendo la libertad.
La premisa cientifista es; te encierro para salvar tu vida, para salvarte también suprimo tu derecho al trabajo, a crear riqueza, a pasar tiempo con tu familia, salir a pasear al perro, sentarte en un parque y hasta las reuniones dentro de tu propio domicilio. También, para salvar tu vida, haré quebrar tu empresa. Nadie preguntó al ciudadano si quería perder sus derechos, nadie inquirió a los abogados, simplemente los políticos le hicieron caso a la ciencia. Las consecuencias de este cientifismo son catastróficas, ocasionaron muerte, y millones de personas fueron obligados a ser pobres. Mas peligroso aun, que después de doce meses de la pandemia por COVID-19, la ciencia continúa dictando quien es libre y quien no lo es, y amenaza constantemente a la civilización con suprimir las migajas de libertad que todavía quedan.
A la ciencia le gusta el dinero, el interés es siempre económico. La ciencia ha creado la economía COVID-19, muchas sirviéndose de los fondos públicos, de los fondos del contribuyente, la ciencia también ha decidido vacunar a todo el planeta, y la carrera para comprar vacunas en un mercado de oferta muy limitado. Uno tiene que vacunarse contra un virus que se cura en el 99.9 % de los casos, y que en la mayoría de personas que lo contraen, ni lo sienten, los menores de cincuenta años son un grupo que no tiene porque preocuparse y, hago la afirmación en base a las estadísticas publicadas por la propia OMS. El truco de la ciencia está en explicar las estadísticas con una buena dosis de miedo. La luz solar produce cáncer, pero si usas bloqueador solar estas protegido: “científicamente probado.”
Absolutamente nada justifica la pérdida de la libertad, porque este es un derecho fundamental de la civilización, mucho más cuando la misma ciencia que nos encierra reconoce que el COVID-19 se cura en el 99.9 % de los casos, que no es mortal, que es una gripe. La ciencia ha tomado control de la civilización, ha tomado control del poder y no lo va a dejar, es en este momento que los abogados tienen que pelear en nombre de la libertad y salvar la civilización, el momento es ahora, mañana es demasiado tarde.