Faltan pocos días para las elecciones de diputados en Argentina. Ahí conoceremos realmente la fuerza electoral de los libertarios en Buenos Aires, y lo más importante, el resultado de Javier Milei, quien dijo fuerte y claro “vengo a despertar leones no para guiar corderos”.
Él mayor problema de los libertarios es que defendemos las ideas correctas, pero existe cierta animadversión por entrar en la política, lo cual ha significado un crecimiento exponencial del socialismo. En todas sus intensidades, desde seudo-democrático hasta chavista.
Javier Milei hizo un esfuerzo enorme por entrar a un sistema que detesta con el único fin de que Argentina progrese. No fue el dinero, ni la fama, al contrario, Milei ha tenido que pagar una serie de costos y ataques por su entrada en la política, ataques incluso de colegas y supuestos amigos. Sin embargo, él lo hizo y sabe que deberá seguir pagando costos.
Puede ganar o perder, pero que despertaron jóvenes y no tan jóvenes con su campaña es innegable. Se volvió a prender la llama de la libertad en Argentina y eso transciende al ahora candidato Milei. Son muy pocos, por no decir ninguno, los candidatos que reciben el cariño y logran las convocatorias multitudinarias de Milei.
Hoy los jóvenes en Argentina no se identifican con las ideas de izquierda, y se acercan cada día más al liberalismo, es un nuevo despertar liberal en la sociedad infectada de socialismo, Estado presente, subsidios, tarifas, control de precios e hiperinflación.
Los políticos lógicamente están muy preocupados. Llevan 40 años siendo los únicos que progresan en Argentina, una presión fiscal de 70 %, déficit fiscal permanente, default, deuda y más deuda que caen sobre el ciudadano y emprendedor, mientras el político recibe privilegios propios de un oligarcas. Y claramente la principal causa de Javier Milei es que los políticos se ajusten y no se generen más esclavos tributarios.
Y por último, se le pone difícil el panorama a Cambiemos (unos socialistas soft), ya que no existe una tercera vía, es socialismo o liberalismo. Por primera vez en muchas décadas existe una real oportunidad de llevar un candidato libertario a las presidenciales con opciones reales y que el kirchnerismo no podrá derrotar, al menos democráticamente.