
Cuatro hombres vestidos con falsas insignias de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) ingresaron hasta el piso 14 del edificio donde residía el teniente coronel retirado de las Fuerzas Armadas venezolanas, Ronald Ojeda en Santiago y lo secuestraron. Con sólo sus calzones puestos lo obligaron a salir.
El secuestro del militar fue de madrugada. Este miércoles cerca de las 3:00 de la mañana sus captores intentaron evitar testigos pero fallaron. Las cámaras de la residencia registraron todo y hasta ahora, ningún familiar aún recibe una llamada solicitando dinero para el rescate del uniformado.
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El Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH) en la Región Metropolitana de la Fiscalía chilena indaga el hecho. La institución maneja dos hipótesis sobre la desaparición. Una de ellas apunta a un secuestro político y la otra, a un posible ajuste de cuentas de Ojeda con bandas criminales extranjeras en Chile.
Causa con reserva
Por ahora, costará conocer los avances del secuestro del militar. El Ministerio Público decretó la reserva de la causa, para evitar fuga de información. Sin embargo, las primeras diligencias a cargo del fiscal regional Sur, Héctor Barros, ya arrojan que el auto involucrado en el secuestro fue abandonado en la autopista Costanera Norte, en la comuna de Renca. En su interior había chalecos antibalas, un caso y un arma con 14 tiros disponibles.
En La Moneda hay estupor. El subsecretario de Interior, Manuel Monsalve, emitió a la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) una alerta y ordenó reforzar los controles en distintos puntos de la frontera en Arica, Tarapacá y Antofagasta, en el extremo norte chileno.
Según ExAnte el secuestro de Ojeda, en el Palacio de Gobierno lo califican como un asunto “delicado” por las consecuencias diplomáticas que generaría la confirmación de la participación del chavismo.
Un blanco de interés para Miraflores
Descartar la mano de Miraflores en el secuestro de Ojeda es imposible. El militar es de alto interés para Maduro. De hecho, el ministro de Defensa del chavismo, Vladimir Padrino, lo acusó de conspiración hace un mes y anunció su expulsión de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) junto a 33 exfuncionarios más.
Para el régimen es un “traidor”. Lo señalan como miembro de la supuesta operación “Brazalete Blanco” que pretendía atacar las instalaciones militares en el estado Táchira y derrocar al gobernador chavista, Freddy Bernal.
Incursión ilegal
La versión de Iván Simonovis, excomisionado Especial de Seguridad de Inteligencia del extinto gobierno interino de Juan Guaidó, apunta a una “incursión ilegal” a cargo del teniente coronel de la Guardia Nacional Bolivariana, Alexander Granko.
De ser así, el caso de Ojeda, quien escapó de Venezuela en 2017, se convertiría en una violación a la soberanía chilena. Además, comprobaría que escapar de Caracas es inútil. Si bien huyó del chavismo durante su traslado de la cárcel de Ramo Verde a otro recinto, la hazaña sirvió de poco.
Incluso su solicitud de asilo político en Chile no lo protegió, a pesar de que el año pasado recibió su pasaporte como asilado en noviembre.
Diáspora en shock
La diáspora venezolana en Chile está en shock con el secuestro del militar. Al temor que ya existía de volver por represalias, ahora se suma el miedo a la persecución en el extranjero por funcionarios del chavismo.
Alexander Maita, coordinador del partido Vente Venezuela en la nación austral, reconoce que las acciones de la contrainteligencia militar del chavismo en territorio ajeno multiplican la sensación de inseguridad porque “en este momento el régimen le dice al mundo hasta dónde puede llegar con su sistema criminal. O sea, es capaz de meterse a un país, llevarse a un venezolano exmilitar y secuestrarlo de manera vil, planificada, y los gobiernos no dicen nada”.
Hay miedo. Bajo anonimato otros miembros de la comunidad revelaron a El Mercurio que también son hostigados y acosados por vehículos sospechosos, desde los cuales les han tomado fotografías y tras ello, han recibido mensajes amenazantes.