
“¡Alto! ¡Deténganse!”, gritó la policía española al hijo del cónsul general chileno en Barcelona, Jaime Ferraz, cuya identidad se mantiene en reserva, tras divisar al joven junto a otros cinco tripulantes a bordo de un vehículo con matrículas diplomáticas en un intento de robo con fuerza en una tienda de telefonía móvil, ubicada en el municipio catalán San Cugat del Vallés.
Sin embargo, el joven desacató a la autoridad, apretó el acelerador y propició una persecución que terminó con su detención, la de sus compañeros y el carro de su padre accidentado. Un reporte de El Taquígrafo revela que los seis detenidos pretendieron esquivar a la policía, luego de fracasar en el robo que intentaron cometer, cuando lanzaron tapas del alcantarillado para romper las protecciones del comercio y acceder a su interior.
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Sin una fuga exitosa y acorralado, el hijo de Ferraz intentó zafarse del lío alegando tener inmunidad diplomática. Mentir tampoco funcionó. La policía catalana, que se conocen como los Mossos d’Esquadra, confirmaron su identidad y descartaron que formara parte de la delegación que representa al país austral en España u otra nación de la comunidad europea.
Con un kit para ladrones
La División de Investigación Criminal de los Mossos ejecutan las primeras pesquisas para indagar sobre las maniobras del hijo del cónsul y sus compañeros, quienes podrían estar relacionados con otros robos con fuerza similares cometidos en agosto en la localidad catalana con el mismo carro diplomático que fue incautado.
Si bien el vehículo está en las dependencias policiales, hasta ahora las autoridades esperan la aprobación de la Cancillería chilena para inspeccionarlo. considerando que está suscrito al Tratado de Viena que los califica como inviolables. No obstante, desde el exterior se identifica a primera vista un ‘kit de ladrón’ que incluye pasamontañas, guantes, destornilladores y algunas tapas de alcantarillado.
Cautelares con investigación
Luego de comparecer el ante el juez de guardia, los seis implicados en el procedimiento policial lograron recuperar su libertad, pero con medidas cautelares. Los cinco españoles involucrados, desde ahora, tienen impuesta la obligatoriedad de comparecer en dependencias judiciales cada 15 días. En lo concerniente al hijo del cónsul chileno, si bien recibió la misma medida, su presentación será semanal para asegurar su permanencia en el país.
El escándalo ya llegó a la Cancillería. Según BioBío desde el ministerio de Exteriores lo atribuyen a una “situación que afecta al familiar de un cónsul”, tras reconocer que “es efectivo que esta persona está siendo investigada por la justicia española”.
Sin embargo, la Cancillería procura bajar el impacto de la detención del hijo del cónsul Jaime Ferraz. Al respecto, indican que a la instancia “no corresponde dar más detalles, dado que no es algo que involucre al consulado”, porque insisten en decir que “se trata de una situación del ámbito personal”.
Cónsul con días contados
Ferraz, probablemente, arriesga el cargo que asumió en febrero del año pasado, antes de que el presidente Gabriel Boric entrara a la Moneda. Y quizá, también, su carrera diplomática que acumula una larga trayectoria en el servicio exterior de Chile, que comenzó en 1993. En su recorrido incluye el rol como subsecretario de Relaciones Exteriores, subdirector del Ceremonial y Protocolo, subdirector de Asuntos de Europa en tres periodos, entre otros.
Para el analista político de Dorfman Gattas Consultores, Patricio Gajardo, “aunque el caso del hijo del cónsul Ferraz parece un hecho aislado, un hecho puntual, delictual, ocurre en medio de un contexto de conflicto por situaciones diplomáticas complejas y viene a agudizar el debate político interno en la administración de Boric por la designación de embajadores y altos funcionarios en el exterior sin credenciales suficientes”.
Gajardo admite que Ferraz tiene carrera. Sin embargo, el experto subraya que el lío de su hijo engrosa el deterioro de la percepción en el exterior de Chile. Estas afirmaciones guardan relación con la reciente renuncia de la embajadora en el Reino Unido, Susana Herrera, por gestionar cinco millones de dólares para un proyecto sin autorización de la Cancillería.