La transparencia no es una virtud del chavismo a ninguna hora, ni en ninguna circunstancia. Menos en negociaciones políticas aún si las entabla con Estados Unidos. El aumento de los estadounidenses encarcelados de ocho a 11 en suelo venezolano para regatear la libertad de Álex Saab -su presunto testaferro detenido en una cárcel federal de Miami por liderar una trama de corrupción de 350 millones de dólares- habla de su dotes para engañar hasta a los más avezados.
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Los arrestos ordenados por Nicolás Maduro tienen en una encrucijada a la administración de Joe Biden. Antonio De La Cruz, asociado principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, asegura que “el régimen de Maduro, al comprender que Estados Unidos intentará proteger a sus ciudadanos en cualquier parte del mundo, parece haber decidido usar esto para aumentar su influencia en su búsqueda por recuperar a Alex Saab. Así que parece haber establecido un plan de acción para capturar estadounidenses y mantenerlos como rehenes acusándolos de espionaje”.
La versión de Cruz difundida en El Nuevo Herald coincide con la lectura que hay puertas adentro de la Casa Blanca considerando que un alto funcionario estadounidense reveló a la editorial McClatchy y al Miami Herald que Maduro “está trabajando de manera más agresiva en aumentar su poder de negociación a través de un incremento de los estadounidenses detenidos”.
Un método peligroso
Este encarcelamiento premeditado por parte del chavismo a ciudadanos norteamericano provocó que el Departamento de Estado incluyera a Venezuela en la lista de países que practica detenciones injustas de estadounidenses.
Desde ahora, la nación figura junto a Rusia, Irán, Corea del Norte, China y Birmania en la lista que se divulga entre viajeros para advertir el riesgo de visitar alguno de los seis países para su integridad personal.
La maniobra de Maduro divide al entorno diplomático Biden, que debe intentar negociar la libertad de los estadounidenses que permanecen detenidos sin alentar al dictador a aumentar la práctica.
A los últimos tres estadunidenses encarcelados se les acusa de intentar ingresar ilegalmente a Venezuela. Dos de ellos son el abogado de Los Ángeles, California, Eyvin Hernández, de 44 años, y el programador informático oriundo de Texas que residía en Colombia desde 2019, Jerrel Kenemore, de 52. Ambos fueron detenidos en procesos distintos en el estado Táchira y junto a otro con identidad reservada, cinco ejecutivos petroleros de Citgo y tres veteranos conforman la bolsa de cautivos de Maduro.
Un nuevo modus operandi
En Washington admiten que surgió un “nuevo modus operandi, en el que los estadounidenses están siendo capturados en eventos que no están ocurriendo de la manera que dice el régimen” sostiene un alto funcionario de la oposición tras afirman que tiene informes que arrojan que las detenciones se producen dentro de Colombia, cerca de la frontera y en las islas cercanas del Caribe.
Maduro actúa y tensiona a su manera. Por un lado, impone “dificultades para obtener acceso” y “confirmar informes” a EEUU para conocer el estado de sus ciudadanos detenidos en Venezuela afirma una fuente del gobierno de Biden.
El caso de Matthew Heath, un ex infante de marina estadounidense que recientemente había intentado suicidarse en una prisión venezolana es una evidencia. Los dos funcionarios de Biden que vijaron a Caracas para mediar por él perdieron el tiempo porque la solicitud de dejarlo bajo la custodia de Estados Unidos para que recibiera tratamiento de emergencia no procedió. Al mismo tiempo, Maduro obstruye los esfuerzos para participar en las conversaciones de México.
Rumores con sentido
Si es así, “los rumores” sobre el probable canje de Saab por estos ciudadanos que divulgó el exsecretario adjunto del Tesoro, Marshall, en Twitter la semana pasada cobran credibilidad. Según Billingslea, Biden estaría cerca de reconocer como diplomático de Saab, lo cual sabotearían el caso judicial en su contra”. Pensar que sucedería le frustra cuando “tomó años construir el paquete de sanciones y la acusación, y asegurar el arresto y la extradición”.
Además “Saab fue uno de los mejores recaudadores de Maduro. Lo que es peor, hizo su dinero lucrándose con la hambruna del pueblo venezolano”.