La rivalidad con Estados Unidos empuja a El Salvador a buscar alianzas con regímenes autoritarios. Fue así como el presidente Nayib Bukele aterrizó en Ankara para inaugurar la embajada del país centroamericano en Turquía en busca de un estrecho acercamiento con Recep Tayyip Erdogan. Ante su discordia con Estados Unidos por las sanciones impuestas a funcionarios de su gabinete, Bukele se une al club de amigos de Erdogan, en el que también aparece Nicolás Maduro.
Su arribo a esta nación bajo el dominio del líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) que combina populismo, islamismo, un estilo autoritario pese a haber llegado al poder por la vía electoral y nacionalismo turco, va más allá de los convenios comerciales. Bukele apunta su nombre en la cofradía de mandatarios antiestadounidenses en la que aparece Erdogan como uno de los precursores.
Con seis acuerdos de cooperación bilateral en los sectores de economía, comercio, defensa para la compra de armamento, diplomacia, educación y la expectativa de “lanzar el primer satélite salvadoreño, con tecnología turca”, Bukele abona este camino.
Declarando admiración por el desarrollo de la economía turca y queriendo ser parte de este “crecimiento” porque “en unos años será una potencia muy grande”, Bukele vocifera que El Salvador dejó de ser un “país unipolar”.
Dejamos de ser un país unipolar y hemos comenzado a ver hacia otros lugares para generar más oportunidades.🇹🇷🤝🇸🇻 pic.twitter.com/GN7DbTKBy8
— Casa Presidencial 🇸🇻 (@PresidenciaSV) January 21, 2022
Un mercado sustituto
Nayib Bukele se arrima a Turquía, en el marco de la consolidación de las relaciones de Estambul con Latinoamérica en los últimos años con la apertura de casi una veintena de embajadas, la apertura de conexiones aéreas y la penetración con sus populares telenovelas.
Hasta noviembre de 2021, el comercio bilateral con la región alcanzaba los 12800 millones de dólares, un tercio más que en todo 2020, debido a los acuerdos con Chile y Venezuela. Ankara avanza además en el establecimiento de convenios similares con Ecuador, Colombia, México y Perú, así como con el Mercosur y la Alianza del Pacífico.
En esa balanza, El País revela que El Salvador es “una pequeña gota” con solo 50 millones de dólares, pero su expectativa después de esta visita es alcanzar los 500 millones de dólares en los próximos cinco años, es decir, el equivalente a 2 % del actual PIB salvadoreño para intentar evitar que el 40 % de sus exportaciones hacia Estados Unidos y 30 % de las importaciones caigan.
¿Similitudes con Turquía?
Erdogan promete devolver la visita oficial y abrir una legación diplomática en San Salvador para acompañar las inversiones turcas y ayudar a convertir el país “en un centro logístico regional”. ¿De qué? Esa es la interrogante que surge cuando encarna la arbitrariedad y la imprevisibilidad económica y política mediante decretos presidenciales que cambian las reglas de juego, las leyes, los reglamentos, según sus necesidades del poder.
Un manejo del que no escapa la justicia. La destitución masiva de funcionarios por simple decisión administrativa –como hizo Bukele en El Salvador– sin motivo legítimo ni posibilidad de apelación, el encarcelamiento de parlamentarios elegidos por el voto popular, así como abogados, periodistas, académicos, sindicalistas o ciudadanos son las manifestaciones más visibles del abuso y represión y de manera más general, de la desaparición de la seguridad jurídica en la nación persa.
Además, la designación de prefectos o subprefectos en lugar de los alcaldes elegidos por los votantes es una práctica corriente y permanente de Erdogan para retomar el control de las municipalidades dirigidas por representantes electos del Partido Democrático de los Pueblos (HDP).
En su historial hay alcaldes y diputados de la oposición privados de sus mandatos con el argumento de que obedece a su “lucha contra el terrorismo”, que tiene el respaldo de una red de magistrados y fiscales designados a toda prisa desde 2016.
Por este panorama, la Eurocámara denunció el año pasado la “tendencia autoritaria” y pidió que cualquier oferta a Turquía esté sujeta a una fuerte condicionalidad democrática luego de las asperezas por las exploraciones gasísticas turcas en aguas en disputa con Grecia y Chipre en el Mediterráneo oriental.
¿Más problemas con Washington?
Bukele tendrá más problemas con Estados Unidos después de esta gira. Eso es seguro. Ya debe saberlo. Sobre todo porque en sus dos años de mandato logró lo que ninguno de sus antecesores en cinco décadas: transformar a El Salvador de un “socio confiable” para el régimen turco pero en un conspirador ante los ojos de Washington, destaca El Faro.
Para la Casa Blanca, Nayib Bukele representa la cabeza de un gobierno truhan (o rogue en inglés) porque coloca en el centro de su política exterior el engaño, la estafa, las bufonadas y prácticas ilegales y antiéticas contra sus aliados. De hecho, las revelaciones periodísticas de que el Estado salvadoreño pudo haber usado programas espías contra diplomáticos y ciudadanos estadounidenses en El Salvador, así como contra periodistas y activistas, colocó a su gestión en el radar de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana.
Ese declive en las relaciones y la percepción que tiene Washington de Bukele lo confirmó Jane Manes antes de dejar su cargo como encargada de negocios interina de EEUU en El Salvador en noviembre, al señalar que recibía “señales de ataques” constantes desde la administración de Bukele.
Alquilar amigos como cabilderos –como el exdiplomático estadounidense Thomas Shannon– para hacer creer que tiene interlocutores en Washington no le funcionó. Las relaciones están en “pausa”. Nayib Bukele ahora va rumbo a Emiratos Árabes Unidos, donde también intentará hacer negocios para diversificar. Y no será la última parada. Su agenda también incluye viajes a Rusia, España, Francia, Italia, Corea del Sur y Singapur a lo largo del año.