La obtención de conocimientos por parte China mediante una fachada técnica encubre las intenciones de modernizar el ejército comunista del gobierno de Xi Jinping. (Archivo)El ascenso y reconocimiento de China como la nación con mayor número de superordenadores, un campo en expansión que incide directamente sobre la nube informática, la investigación climática y la mecánica avanzada, además de la investigación militar es un tema que tiene inquieto al mundo, así como la pasividad de Estados Unidos sobre esto.
La obtención de conocimientos por parte China, todo mediante una fachada técnica, encubre las intenciones de modernizar el ejército comunista del gobierno de Xi Jinping. Así lo asumió el expresidente republicano Donald Trump. El tiempo le está dando la razón y las evidencias también.
Xi Jinping aspira al expansionismo de su régimen que lo conduzca una «supremacía bélica». Esas pretensiones avivan las discrepancias por la propiedad intelectual que intensifican las tensiones entre las dos mayores economías del mundo en medio, además, de las controversias por las acciones militares cada vez más frecuentes de Pekín en Asia y su historial en violaciones de derechos humanos, incluida la represión en Hong Kong y el encarcelamiento masivo de musulmanes uigures.
Unas relaciones peligrosas
A ese marco de conflictos que exponen la ambición de China y las radicalidades de su sistema comunista se agregan los vínculos con el régimen socialista de Nicolás Maduro, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional.
A través del proyecto “Arco Minero del Orinoco” que abarca una superficie de 111.000 kilómetros cuadrados (12 % del territorio de Venezuela) con 7000 toneladas de reservas de oro, cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales de alto valor industrial se forjan las relaciones de “cooperación”.
Si bien la explotación minera es tan sólo uno de los tantos intereses que tiene China en Venezuela; el régimen de Maduro se beneficia de la minería ilícita asegura Freedom House.
El sector minero involucra a empresas estatales y privadas, obtiene minerales de las minas que no se encuentran registradas y los exporta a China, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. Las ganancias de estos intercambios van a las arcas del chavismo, para eludir la presión financiera internacional por las sanciones impuestas tanto por Estados Unidos como por Europa.
En el caso específico de las empresas chinas, estas se registran con otro nombre, así como también, los encargados del traslado y custodia de los minerales hasta los aeropuertos o puntos de salida, a través de la frontera de Colombia que son usualmente miembros de las guerrillas colombianas.
Los peligros de la expansión tecnológica de China
China está ansiosa por expandir su tecnología. Estados Unidos aplica ciertas medidas, entre ellas se implica la inclusión de otras siete empresas asiáticas especializadas en supercomputadoras a la lista de sanciones del Departamento de Comercio de Estados Unidos.
En teoría, es una medida de protección ante la “amenaza” que representan para la seguridad de Estado y una decisión orientada a “evitar que China aproveche la tecnología estadounidense para apoyar sus esfuerzos desestabilizadores de modernización militar”, asegura la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, en un comunicado.
Más allá de esta notificación pública, está claro que para la Casa Blanca las capacidades de supercomputación son ahora vitales para el desarrollo de armas modernas y de sistemas de seguridad nacional, como armas nucleares y las hipersónicas. Por ello, estas compañías, entre las que figura el Centro Nacional de Supercomputación de la ciudad oriental de Wuxi, sede del Sunway TaihuLight necesitarán un “permiso especial para exportar e importar”.
Este centro destaca desde el inicio de sus operaciones en 2016 como uno de los más avanzados por crear por primera vez un superordenador sin utilizar ninguna tecnología estadounidense y en la última lista Top500, elaborada por investigadores para identificar los superordenadores más potentes, consideraba a finales de 2020 a Sunway TaihuLight como el cuarto más rápido.