Por José Francisco Cuevas Vila:
Chile, un país pobre y la colonia más pobre de España, logró lo imposible, gracias a una serie de reformas libertarias realizadas desde 1975.
Pasó de la cola del tren a liderar la región, logró ser reconocido como el milagro económico y el país con mejores indicadores de la región.
Desde 1975 el PIB se multiplicó por 7 y en términos per- cápita por 4. Esto no son datos o números, el 10 % más pobre triplicó su ingreso, se redujo la pobreza de más del 58 % al 8 %, esto significó sacar de la pobreza a 7,4 millones de personas.
Pero —lamentablemente— no se valoraron los logros alcanzados, no se comunicaron con precisión y por supuesto la izquierda monopolizó la historia.
Y esto dio pie para que gracias a consecutivos gobiernos, cada vez más a la izquierda —desde el 1990 a la fecha— se le fuera pegando cada vez más al modelo económico, usando las frases de ” justicia social”, ” desigualdad” y “derechos sociales” y la famosa “gratuidad”.
Esto se fue metiendo fuertemente en la educación estatal, en los medios y un tema no menor la incorporación del partido comunista en el Congreso, en un país democrático.
El caldo de cultivo fue tremendo y sólo faltaba un gobierno cobarde para que la avanzada de la izquierda radical chilena, chavista y neo-comunista destruyera y quemará parte importante del país en 24 horas.
Todo debidamente calculado desde el extranjero, con el foro de Sao Paulo, ahora Grupo de Puebla, claramente detrás de ellos.
Se venía nuevamente la división y polarización política de antaño. Una unidad popular 2019- 2020, con la única intención de destruirlo todo y el presidente Piñera —con grave abandono de sus deberes— dejó que destruyeran todo y permitió que quemaran pequeños comercios, supermercados, estaciones del Metro, destruyeran calles, luminarias y toda la propiedad pública y privada a su alcance.
El daño ha sido enorme.
Esto ha significado un país en recesión con al menos 2,5 millones de cesantes, una pérdida de respeto absoluto por la autoridad ( Carabineros y FF.AA) y vivir como diría Jonh Locke, en un “estado de guerra” o en el estado natural, donde cada persona debe defender su propiedad.
Chile es la madre de todas las batallas y si el grupo de Puebla logra botar a Chile y caer en una Constituyente, el país volverá a su estado de pobreza y será un país inviable.
Ya nadie quiere invertir en nuestro país, el país no crece, no genera empleo y no existe certeza jurídica alguna.
Cortesía de un gobierno cobarde, estamos ad portas de una democracia fallida.
José Francisco Cuevas Vila es economista. Fundador y presidente de la Fundación Camino al Desarrollo.