Contra viento y marea, el pasado 13 de enero se realizó en la Bolsa de Valores de Colombia la venta de Isagen. La tercera generadora eléctrica más importante del país fue vendida al fondo de inversión canadiense Brookfield Asset Management.
El Gobierno de Juan Manuel Santos vendió el 57,61% de las acciones de la empresa colombiana por 6,49 billones de pesos, el precio mínimo fijado para la subasta. La firma canadiense fue la única demandante en la subasta. Otras nueve empresas que habían manifestado su interés se retiraron a lo largo del proceso. La última en claudicar en su oferta fue la chilena Colbún, que atribuyó su retiro al aumento del 21,5 % del precio mínimo por acción que realizó el gobierno.
La venta de Isagen ha despertado gran cantidad de pasiones y clamores populares. Incluso logró que el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el senador de izquierda Jorge Enrique Robledo se pusieran de acuerdo. Infinidad de argumentos se han expuesto a favor y en contra de la venta de la generadora eléctrica. Pero lo cierto es que muchas de las cosas que se dicen carecen de fundamento económico, y son solo inventos para justificar intereses políticos que nada tienen que ver con el bien público.
A continuación, expongo las tres grandes mentiras acerca de la venta de Isagen.
1: “Isagen es de todos”
Ser dueño o propietario de algo, significa, en términos legales, tener poder directo e inmediato sobre un bien. De modo que se pueda gozar y disponer del mismo arbitrariamente y sin más limitaciones que las que imponga la ley. De acuerdo a esto, cabe preguntarle a quienes afirman que Isagen es de todos, por qué yo nunca he podido disponer ni gozar arbitrariamente de las acciones de esta empresa. Ni yo, ni la mayoría de los colombianos hemos tenido nunca poder directo e inmediato sobre Isagen.
Lo que sí es cierto es que el señor presidente y los demás políticos de este país, que deciden, a puerta cerrada y de espaldas a la ciudadanía, qué hacer con las acciones de Isagen, son los dueños de la empresa. Isagen no es de todos, es de unos cuantos políticos. Estoy segura de que a usted nunca lo han invitado a votar para elegir a alguno de los directivos de la generadora eléctrica, y tampoco le han pedido su opinión sobre el destino de los dividendos de la empresa.
Es justamente la intromisión del Estado en los mercados lo que causa la existencia de monopolios.
La manifestación más clara de que Isagen no es de los colombianos es que, a pesar de que la opinión pública estaba en contra de la negociación, el Gobierno la vendió. ¿Qué clase de dueños son los colombianos, si no pueden ni si quiera impedir que su empresa sea vendida? Si usted cree que Isagen era suya, déjeme hacerle caer en cuenta de lo evidente: durante 20 años fue propietario de una empresa que no le dio ni un solo dividendo, nunca pidió su opinión sobre los manejos de la compañía, y el miércoles pasado se la vendieron sin consultarle. Si quiere seguir diciendo que Isagen era de todos, adelante, eso es lo que los políticos quieren que usted crea, mientras ellos se gastan el dinero de la que usted asegura que es su empresa.
2: “Se regaló la empresa”
“Estamos vendiendo la gallina de los huevos de oro a precio de gallina flaca”, dijo el senador Jorge Enrique Robledo, en línea con lo expresado por el ex-presidente y senador Álvaro Uribe Vélez.
A pesar de estar en las antípodas ideológicas, ambos senadores comparten la misma visión. Según ellos, el Gobierno “regaló Isagen” y el precio de venta (COL$4.130 por acción, o sea, US$ 1,25) no refleja el verdadero valor de la empresa.
Tal vez, el mejor criterio para evaluar si el precio al que se vendió ISAGEN fue bajo o no es compararlo con el precio al que se cotiza en el mercado accionario. La realidad es que nunca en la historia en la Bolsa de Valores de Colombia la acción se ha negociado a COL$4.130. El precio máximo histórico ha sido de COL$3.920, alcanzado en los últimos días, justamente a propósito de la expectativa por la subasta.
Solamente con el anuncio de que las acciones del Gobierno colombiano podían ser subastadas fue posible que el precio de la acción superara los 3 mil pesos (US$0,9), lo cual indica que se había creado un fuerte nivel de “resistencia”.
En otras palabras, ningún inversionista particular o institucional, ningún fondo de pensiones o fondo mutuo, jamás, estuvo dispuesto a pagar el precio que pagó Brookfield por Isagen. Entonces, ¿cuál es el criterio para decir que se “regaló” o que se vendió a “precio de gallina flaca”?
[adrotate group=”7″]Por otro lado, Robledo afirma que el mercado accionario colombiano es muy pequeño para ofrecer una valoración confiable de la empresa. Pues bien, habría que recordarle al senador que, desde 2011, las acciones de Isagen cotizan a través del programa de ADR en la Bolsa de Valores de Nueva York. Como explica la revista Dinero, estos son “títulos que representan un número específico de acciones de una compañía establecida por fuera del país en el que se están negociando los títulos”.
Así que la acción de Isagen está listada en la principal bolsa del mundo. Con lo que su precio está sometido a la valoración de miles de agentes de inversión, especializados en el sector eléctrico.
Tomando esto en cuenta, si Isagen fue “regalada” COLa $4.130, ¿cómo es que ninguno de los cientos de fondos de inversión que hay en el mundo lo ha visto? ¿Son tan idiotas los miles de técnicos y gestores de los fondos de pensiones colombianas que no vieron tal “regalo”?
No señores, es claro que el precio de la venta de Isagen es bueno; es tan bueno que solo un demandante estuvo dispuesto a pagarlo.
3: “Al vender Isagen se va a crear un monopolio y los precios de la energía van a subir”
Decir esto equivale a afirmar que el Estado debe estar presente en cualquier mercado para protegerlo de la existencia de monopolios. Y no hay afirmación más equivocada que esa. Es justamente la intromisión del Estado en los mercados lo que causa la existencia de monopolios.
Solo cuando el mercado es libre y no interviene el Estado, los productores pueden competir entre sí con el fin de ganar compradores, esforzándose para ofrecer un mejor producto a un menor precio en cada transacción. Es una competencia en la que gana el que logre ofrecer un mayor beneficio al consumidor.
Los monopolios se forman cuando el Estado interviene en los mercados, prohibiendo la libre competencia con medidas como aranceles, protección a ciertas empresas o sectores económicos, licencias reguladoras, leyes “antitrust” y concesiones. Un monopolio solo puede existir bajo el amparo del gobierno.
Son los políticos, con su extralimitado poder, los que otorgan privilegios y protección a empresas o grupos empresariales y los eximen de la competencia.
De modo que no se preocupe, entre menos intervenga el Estado en un sector, más competencia habrá, menores serán los precios, y mayores los beneficios para los consumidores.
Algunos gobernantes, hábilmente, construyen sus discursos hábilmente con falacias. Estas falacias se esparcen con increíble velocidad entre sus simpatizantes. Así que, a pesar de lo que opinen las mayorías influenciadas por el discurso de los políticos, no crea en afirmaciones sin fundamento económico.
Isagen no era de todos, no la regalaron, y no va a crearse ningún monopolio por causa de su venta.
Vanessa Araujo Vallejo es economista de la Universidad del Valle. Liberal, escritora de opinión, influenciadora en redes sociales. Miembro del Movimiento Libertario Colombiano. Síguela @VanesaVallejo3