EnglishEnrique Standish advierte que los corresponsales extranjeros que van a Venezuela deben tomar una posición crítica con respecto la propaganda gubernamental.
El colaborador de PanAm Post advierte, si usted es de los Estados Unidos, “ustedes… han sido entrenados para obtener el punto de vista ‘oficial’. Sean conscientes de que se les va a mentir”.
Este consejo debería ser escuchado por periodistas de todas las tendencias.
Sin embargo, la advertencia adquiere particular importancia a medida que la crisis se desarrolla en Venezuela. Durante años, la maquinaria de propaganda chavista se ha preparado para este preciso momento.
Como he informado anteriormente, la movilización de los Círculos Bolivarianos en Canadá (como en todas partes) se ha visto acompañada por una activa campaña mediática diseñada para aumentar el alcance y el éxito de la plataforma chavista.
Por ejemplo, los partidarios del chavismo en Canadá han tenido éxito al tomar acciones en contra de la prensa nacional canadiense por no adaptarse a la posición “oficial” del régimen venezolano .
En un caso de 2006 puesto en marcha por los miembros del Círculo Bolivariano Louis Riel de Toronto, el Toronto Star (el mayor diario nacional de Canadá) fue acusado de cobertura “errónea, desequilibrada, tendenciosa y degradante” por una serie de cuatro artículos que incluía puntos de vista críticos hacia el gobierno venezolano.
El periodista responsable de la serie había solicitado los comentarios de oficiales venezolanos a través de la embajada de EE.UU. en Washington, DC. El Star presentó correspondencia indicando que había “buscado agresivamente” una respuesta del gobierno, pero que el gobierno venezolano había “ignorado todas las solicitudes de comentarios”.
A pesar de esto, el consejo de adjudicación de medios de la provincia de Ontario apoyó la denuncia contra el Star. De acuerdo con la decisión del Consejo de Prensa de Ontario “las críticas al régimen venezolano que figuran en los artículos sólo podrían balancearse con comentarios de funcionarios del gobierno”.
Esa decisión pareciera explicar por qué el Star no ha podido reportar independientemente sobre la crisis que se desarrolla en Venezuela, basándose en informes cablegráficos que privilegian la posición “oficial” del gobierno contra los opositores supuestamente “radicales” como Leopoldo López.
De hecho, dado que la prensa nacional de Canadá realizó una extensa cobertura de la muerte del ex presidente de Venezuela Hugo Chávez, la falta de cobertura crítica por parte de estos mismos medios acerca del legado del Socialismo del Siglo XXI de Chávez es sorprendente.
Por ejemplo, Stephanie Nolen, corresponsal latinoamericano del Globe and Mail, caracteriza a los actuales disturbios como el resultado de la falta de liderazgo – Maduro no es Chávez, haciendo caso omiso de lo que se entiende mejor como el fracaso del socialismo como modelo económico. Fuentes de Nolen le aseguran a los lectores que “incluso el chavismo sin Chávez le ofrece a los venezolanos más de lo que podría ofrecerle una oposición de derecha desorganizada y rígida”.
Al menos parte del problema que enfrenta la oposición en Venezuela tiene que ver con la lucha en contra del éxito de la maquinaria de propaganda chavista globalizando este mensaje.
A diferencia de aquellos que erróneamente subestiman el chavismo, Standish tiene razón al subrayar que “el gobierno venezolano es muy hábil con el manejo mediático”.
El chavismo no sólo ha logrado coartar la libertad de expresión dentro de Venezuela; sino que ha movilizado a un grupo de presión internacional, de vigilantes mediáticos comprometidos con asegurar que el relato “oficial” continúe creando titulares.