La izquierda es por naturaleza nacionalista y proteccionista. Sus líderes continuamente lanzan arengas en contra de las transnacionales y la inversión extranjera. Alegan que de no poner altos aranceles y frenar el comercio internacional, el país se va a quebrar y los nacionales irán a engrosar la lista de desempleados.
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Lo curioso es que mientras en sus discursos afirman que la llegada de productos y en general empresas extranjeras es perjudicial para la economía, en su vida práctica, como cualquier ciudadano, reconocen las ventajas que el comercio internacional trae a los consumidores.
De ahí que no es raro ver a los mismos líderes de izquierda que en la televisión y los medios de comunicación culpan al comercio internacional de las desgracias de un país, comprando productos extranjeros y disfrutando de las ventajas de la competencia. Eso sí, en sus discursos se les olvida decir que la mejor manera para sacar a una empresa del país es dejando de comprarles; a ellos les gusta prohibir las cosas a través del Estado.
En nuestra videocolumna de hoy hablamos de la incongruencia de la izquierda, que aunque en sus discursos se empeña en satanizar la inversión extranjera y el libre comercio, en su vida cotidiana entiende perfectamente las bondades de lo que quiere prohibir.
En la videocolumna del PanAm Post analizamos los últimos acontecimientos del mundo iberoamericano desde una óptica liberal. Es presentada por Vanesa Vallejo, economista, miembro del Movimiento Libertario colombiano y columnista del PanAm Post.