La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, reaccionó “conmocionada” al asesinato del capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo, pero paradójicamente delegó al régimen de Nicolás Maduro para que investigue el crimen que él mismo perpetró.
Luego de 48 horas de conocerse el asesinato del militar disidente, Bachelet dijo que está “profundamente preocupada por la muerte bajo custodia” de Acosta Arévalo. En su comunicado destacó que es “imperativo que las autoridades venezolanas lleven a cabo una investigación rápida, exhaustiva, eficaz, independiente, imparcial y transparente”.
[URGENTE] La Alta Comisionada para los Derechos Humanos @mbachelet
dice estar "conmocionada" por la presunta tortura del capitán Acosta Arévalo en #Venezuela, y porque el trato al que fue sometido mientras estaba en custodia puede haber sido la causa de su muerte. pic.twitter.com/SYMvzQ6mq2— Noticias ONU (@NoticiasONU) July 1, 2019
La reacción de la Alta comisionada, además de ser tardía, pareciera ser un tanto ingenua, pues le pide a la dictadura de Maduro, que mantiene el control de todos los Poderes del Estado, investigar de forma trasparente el asesinato. Esto a pesar de conocer que es la misma dictadura la que mantenía detenido al capitán.
De hecho, fue el presidente de la ilegítima y chavista Asamblea Constituyente, Diosdado Cabello, quien en su programa televisivo confesó que él tenía “en buen resguardo, declarando y colaborando” al capitán Arévalo.
Así diosdado cabello confiesa que él tiene “En buen resguardo, declarando y colaborando” al capitan Arévalo, quien fue asesinado mientras lo torturaban los funcionarios del gobierno.
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Carlos Vecchio, embajador legítimo de Venezuela ante Estados Unidos, criticó duramente a Bachelet por su ingenuidad al pedirle a la dictadura que investigue su propio crimen.
“Usted no entiende nada de lo que ocurre en Venezuela o es cómplice de la dictadura de Maduro. ¿Cómo va a pedir que la investigación la conduzca los mismos que asesinaron al Capitán Arévalo?”, cuestionó.
Es que la Alta Comisionada para los Derechos Humanos prefirió delegar la responsabilidad de investigar al chavismo en vez de emprender ella misma una investigación, pues existen graves evidencias de que el capitán fue asesinado tras implacables torturas.
“Estoy conmocionada por la presunta tortura del capitán Acosta Arévalo, y porque el trato al que fue sometido mientras estaba en custodia puede haber sido la causa de su muerte. Recuerdo a las autoridades venezolanas que son responsables de la vida, y de la integridad física y psicológica de todas las personas privadas de libertad. Urjo a las autoridades a llevar a cabo una profunda investigación —incluyendo una autopsia que siga los estándares internacionales— que sea independiente y transparente. Esto es esencial para arrojar luz no solo sobre lo que ocurrió con él, sino también para facilitar que se lleve ante a la justicia a los responsables de su muerte”, dijo Bachelet.
El comunicado evidencia que la expresidente de Chile aún duda que Acosta haya sido asesinado bajo torturas al usar la palabra “supuestamente” en su comunicado. Sin embargo, admitió que el caso pudo constituir el delito de “desaparición forzada”, dado que su familia y abogados no tuvieron acceso a él ni conocían su paradero.
También llamó “a las autoridades venezolanas para que permitan a los otros seis militares y exoficiales de seguridad detenidos junto al capitán Acosta Arévalo recibir visitas de sus abogados y familiares, que se aseguren que sean tratados con humanidad y dignidad, y que eviten que sufran torturas y otras formas de maltrato”, afirmó Bachelet. “Se deben adoptar urgentemente medidas para prevenir la reincidencia de la tortura y otros malos tratos de personas bajo custodia del Estado”, sentenció.
El asesinato del capitán surge una semana después de que la misma Bachelet haya visitado a Venezuela para conocer la crisis del país suramericano y acceder a testimonios de violaciones de derechos humanos.
En su visita a Venezuela, Bachelet se reunió con los mismos funcionarios del chavismo que ordenaron la captura del capitán y que hoy son responsables de su asesinato.
Escuchó al ministro de Interior y Justicia de Maduro, Néstor Reverol, también al ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. Lo mismo hizo con el fiscal usurpador Tarek Wiliiam Saab y con el chavista presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno. También participó en un encuentro con Diosdado Cabello, quien admitió tener bajo su custodia y “a buen resguardo” al capitán asesinado.
Rafael Acosta Arévalo fue presentado ante un tribunal militar sentado en una silla de ruedas porque no podía mantenerse de pie debido a intensos dolores. Tenía el cuerpo repleto de escoriaciones, las uñas con restos de sangre y los ojos morados. Durante su presentación lo único que el preso político pedía era «auxilio». Los daños fueron tan evidentes que la juez del caso ordenó trasladarlo a un hospital donde falleció horas después.
Acosta Arévalo fue uno de los seis funcionarios, cuatro militares y dos policías judiciales que fueron apresados en medio de la visita que realizó Bachelet entre el 19 y 21 de junio a la capital venezolana.
Los seis funcionarios fueron implicados, con otras ocho personas, en un presunto complot que estaba previsto para el 23 y 24 de junio y que supuestamente contemplaba el asesinato de Maduro, según el usurpador ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez. Sin embargo nunca se presentaron las pruebas.