Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada, alertó el pasado seis de julio sobre la consolidación de un diseño de Estado militar en Venezuela “que busca que la sociedad se intimide y se subordine a sus designios”.
El mes pasado el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela autorizó a los militares a participar en actos de proselitismo político. La Asamblea Nacional, mediante la aprobación de la Ley de Registro y Alistamiento para la Defensa Integral de la Nación, estableció que será obligatorio que ciudadanos naturales se inscriban en el registro militar. También fue creada una Brigada Especial contra las actuaciones de los grupos violentos. Estos son algunos de los hechos que demuestran la creciente oligarquía castrense.
San Miguel, en entrevista al diario Notitarde, considera de se debe plantear en el conocimiento cotidiano la situación actual de las fuerzas armadas como una oligarquía militar que busca el control del país. El creciente poder de los militares en Venezuela, es la raíz de la preocupación de San Miguel.
“Este año se sumaron al alto mando militar 229 coroneles y capitanes de navío”, dice San Miguel.
Ascender a militares a la alta jerarquía, es la forma en la cual el chavismo honra sus orígenes castrenses y estimula a quienes les han servido a servir más allá de sus funciones impuestas por la constitución venezolana.
La Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana agregó dos nuevos escalafones (mayor general y general en jefe) a los dos existentes en la alta jerarquía (general de brigada y general de división). Permite así el ascenso de un mayor número de militares para utilizar las promociones como una manera de premiar la lealtad.
Dentro de las propias fuerzas armadas, advierte San Miguel, “está ocurriendo la existencia de grupos de interés que están consolidando su poder, algunos con ramificaciones políticas importantes y otros con ramificaciones económicas también muy importantes.”
Solo unos pocos de esos nuevos generales y almirantes ocuparán puestos de mando. El resto serán designados a cargos clave en la administración pública, algunos se quedarán sin destino dentro de las fuerzas armadas y el resto terminarán su carrera militar con el ascenso.
Los militares retirados luego pasan a altos cargos políticos, gobiernan el 52% de los estados, ocupan puestos en la Asamblea Nacional y puestos en los ministerios. Se trata en definitiva de un tutelaje sobre lo civil y de la creciente oligarquía castrense que controla el país, opina la experta.
Venezuela: un gobierno militar con rostro civil http://t.co/MfVvvnJSBn
— Rocío San Miguel (@rociosanmiguel) July 9, 2014