Cualquier lector occidental pensaría que la mayor amenaza para China, en términos cibernéticos, es Estados Unidos. Después de todo, ambas naciones compiten en una infinidad de áreas que van desde los avances espaciales hasta armamentísticos. Sin embargo, debajo de esa rivalidad, hay un enemigo del gigante asiático que aprovecha para robar información.
Se trata de un grupo de hackers originario de India, bautizados como “Bitter” y que en el pasado cometió ciberataques dirigidos a China y Pakistán, entre otros países. Hasta ahora, el tema se maneja con absoluto hermetismo desde ambas naciones, pero expertos explican que “Bitter” emplea dos estrategias de ataque principales: phishing y ataques de abrevadero.
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En los precedentes está la clave para comprobar que el comunismo chino no solo debería preocuparse por la competencia que tiene contra Estados Unidos. Por ejemplo, en febrero de 2021, luego de que tropas chinas e indias se enfrentaron en una batalla en el remoto valle de Galwan (ambos países comparten fronteras) en Bombay, India, se cortó la electricidad. Los trenes pararon, los hospitales tuvieron que usar generadores eléctricos y el mercado de valores cerró en la ciudad de 20 millones de habitantes. ¿Era un mensaje de Pekín en forma de ciberataque? Es lo más probable, de acuerdo con un análisis que hizo en aquel momento The New York Times.
Pasado un año, un ciberataque al Instituto Panindio de Ciencias Médicas (AIIMS), en Delhi, comprometió los datos de salud de millones de pacientes. Supuestamente el comunismo chino estuvo detrás.
China guarda silencio
Estos hackers procedentes de la India utilizan técnicas clásicas, pero eficaces, contra agencias gubernamentales, sectores militares y nucleares, según South China Morning Post. En el caso del phishing, se trata del envío de documentos o enlaces que funcionan como cebo. Si el receptor los abre, se descargan virus que pueden robar datos.
Por otro lado, los ataques de abrevadero “comprometen sitios web legítimos para alojar archivos maliciosos o crear sitios web falsos para atrapar a las víctimas”. Un experto en seguridad con sede en Pekín reveló de forma anónima que profesionales en el campo señalan “que un número significativo de ataques provienen de países del sur de Asia”.
“A veces, las víctimas sensibles de la industria no pueden revelar las infracciones y, en otras ocasiones, sólo se detectan rastros de las actividades de los piratas informáticos sin pérdidas directas”, agrega esta fuente. Y es que de confesarlos, el comunismo chino estaría admitiendo que no es tan fuerte como aparenta. De por sí, aún busca recuperarse de un 2023 rezagado en términos económicos y una población cada vez más envejecida, sin suficientes nacimientos y con los jóvenes huyendo en masas a países libres. Así que Xi Jinping tiene varias preocupaciones encima.
Actual guerra cibernética
Mientras que el Partido Comunista Chino posiblemente oculta los ataques de padece desde India —ambos países son importantes socios comerciales, por lo que un eventual conflicto los perjudicaría—, su conducta hacia Estados Unidos es totalmente diferente. Con las elecciones presidenciales en puerta, y con el presidente Donald Trump como candidato favorito a la nominación republicana, el régimen de Xi Jinping podría planear ciberataques contra plantas de tratamiento de agua o redes eléctricas, advirtió Christopher Wray, director del FBI.
El funcionario lo dijo durante una audiencia en el Congreso. Como consecuencia, la geopolítica de estos tiempos no transita solamente por conflictos armados y ocupación de ciudades, como hace Rusia contra Ucrania. En el terreno digital también se libran batallas que el común de los mortales no ven.