La licencia temporal otorgada por Estados Unidos al sector petrolero y gasífero de Venezuela le ha permitido al régimen de Nicolás Maduro acceder a mercados que desde 2019 se volvieron inalcanzables debido a las sanciones económicas. Pero ahora, con un panorama mucho más flexible, también se generó un “desorden” en los precios de oferta, el cual desacelera las compras a PDVSA por parte de refinerías independientes en China.
Una de las estrategias de la dictadura venezolana para seguir ganando millones de dólares a pesar de las sanciones, era aplicar grandes descuentos a los barriles de petróleo para venderlos en el mercado internacional. Sin embargo, con la decisión que tomó el gobierno de Joe Biden de aliviar sanciones, PDVSA volvió a abrirse al mundo y aparecieron grandes compradores como Vitol, el mayor operador global independiente de petróleo.
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Con este contexto, también llegaron algunos problemas como el que ahora reporta la agencia Reuters al citar fuentes del sector petrolero chino. Los vendedores y compradores “están luchando por ponerse de acuerdo sobre los precios”. Como si no fuera suficiente, esas compras de China se vienen desacelerando en medio de la baja demanda estacional de asfalto —debido a la llegada del invierno—, producto clave elaborado a partir del crudo pesado de Venezuela, apunta el reporte.
Expectativa en el mercado chino
Ese desorden en los precios no es algo tan sorpresivo si se tiene en cuenta que hubo informes que advirtieron previamente cómo la reaparición de despachos de PDVSA iba a alterar los flujos mundiales debido a un mercado que se volvió “estrecho”. Por ejemplo, Bloomberg mencionaba que los envíos de crudo venezolano a Estados Unidos y Europa también iban “a reducir algunas entregas de Canadá, México y Colombia”.
Como consecuencia, llegan estas afirmaciones que hablan de un mercado “en desorden”. Desde que se suspendieron las sanciones a Venezuela, “el rango de descuento se ha vuelto impredecible”, dijeron las fuentes.
Otro factor que alterará la dinámica de las “teteras” (refinerías independientes chinas) es que la estatal PetroChina hizo una oferta a PDVSA para comprarle ocho millones de barriles por mes, debido al alivio de sanciones. Pero la respuesta a eso aún se desconoce. Los compradores están a la expectativa por precios que podrían subir y por un mercado probablemente “más ajustado”.
No está de más mencionar que si bien la dictadura venezolana está dando pasos dentro de esta ansiada apertura comercial —aún con las incertidumbres mencionadas en el mercado chino—, todo dependerá de las condiciones que el régimen permita para la celebración de elecciones realmente libres en el país sudamericano. La licencia del Departamento del Tesoro es solo por seis meses. Es decir, hasta abril de 2024. El tiempo corre en contra para Maduro sin que muestre la intención de cumplir con su parte de los acuerdos firmados en Barbados.
Lentos avances de PDVSA
Lo cierto es que en medio de todo el revuelo que trajo el alivio de las sanciones petroleras a Venezuela, hay un régimen que trata de adaptarse de nuevo al mercado, mientras reactiva envíos de barriles para pagar viejas deudas y, en paralelo, presiona para que algunos sean retribuidos con pagos al instante debido a la crisis que generó el chavismo en la economía y su urgencia de acceder a dólares.
Las instalaciones de PDVSA tampoco están en buenas condiciones debido a más de 20 años de corrupción y abandono, y cuando se registra un aumento en la producción diaria se celebra como si se tratara de un récord histórico. Por ejemplo, el viceministro de Petróleo del país, Erick Pérez, dijo dos días atrás que PDVSA está produciendo 850.000 barriles por día (bpd) de petróleo y que se espera alcanzar pronto el millón. Pero en el año 1998, antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, la producción de PDVSA era de 3.120.000 bdp.