Si algo sorprende de sobremanera a Occidente, cuando se habla de los regímenes totalitarios, son los estrictos controles sobre los ciudadanos. Por ejemplo, en China ni siquiera existen las mismas redes sociales, porque el Partido Comunista dirige un enorme aparato de censura que prohíbe el acceso a plataformas que no estén aprobadas. En Corea del Norte las cosas son aún peores. La sociedad en ese país funciona de tal manera que parece congelada en el tiempo, al punto de que un corte de pelo “prohibido” o el uso de jeans acarrea multas o cárcel.
Precisamente, la nación gobernada por Xi Jinping parece acercarse más a lo que ocurre en Corea del Norte, ya que están considerando controlar no sólo la forma de vestir de la población, sino muchas cosas que todavía no están del todo claras. La nueva sanción también pasaría por multas o quedar tras las rejas si una persona osa “usar ropa o portar símbolos en público que sean perjudiciales para el espíritu del pueblo chino que hieran los sentimientos del pueblo chino”.
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Por supuesto, la interpretación de “herir los sentimientos del pueblo chino” es tan amplia que los ciudadanos chinos se enfrentan a una absoluta incertidumbre. Las críticas están surgiendo por todos lados: redes sociales (muchos reclamos han sido censurados) y hasta en voces de aliados al régimen quienes exigen información más detallada de esa premisa. De lo contrario, el nuevo artículo que proponen para la “Ley de Castigo para la Gestión de la Seguridad Pública” podría “dañar el espíritu y los sentimientos de la nación china”.
Comenzó la persecución
El catálogo de prohibiciones en China es largo y su historial viene acompañado de decisiones como que en 2021 Hong Kong se quedó sin ver los Oscar por controles del régimen. Meses después, el PCCh prohibió «música subversiva» en karaokes y luego censuró a un equipo de la NBA por pronunciamientos en contra de la represión sistemática en el Tíbet y en la región de Xinjiang.
Así que la llegada de una enmienda que controle la ropa y símbolos que “hieran los sentimientos del pueblo chino” no es descabellado, pero sí demuestra cómo la población está sufriendo cada vez más controles. Juristas, periodistas y empresarios chinos citados por The New York Times, apuntan a que si entra en vigor, “podría dar a las autoridades el poder de vigilar cualquier cosa que no les guste. También sería un gran paso atrás en la relación del público con el gobierno”.
Ese mismo medio menciona episodios recientes, los cuales también incluyen arremetidas contra identidades culturales que no sean chinas. Entre estos ejemplos, figura un hombre que criticó en un autobús a una joven fan del cosplay por usar un vestido alusivo a la cultura japonesa o reclamos de la policía a persona por usar prendas poco comunes. En resumen, el PCCh se propone controlarlo todo con el nuevo proyecto de modificación de la ley. Ya lo hacen en internet, en la educación de las escuelas y ahora van por la ropa y símbolos que consideren ofensivos.
Desapariciones en el gabinete
El control social en China no sólo apunta a los ciudadanos de a pie, y tampoco se trata solo de la ropa que usan. Dentro de la cúpula comunista también hay arremetidas amparadas en la doctrina de “hacer lo que dice Xi Jinping”.
Desde finales de agosto se desconoce el paradero de Li Shangfu, ministro de Defensa y Qin Gang, quien fuera el ministro de Relaciones Exteriores, también está desaparecido luego de ocupar ese cargo por solo siete meses. Según CNN, todas las actividades de Qin como funcionario de Xi Jinping, se borraron del registro oficial.
El hermetismo del PCCh impide saber qué pasa a fondo, pero eso no evita que trasciendan novedades. Por estas horas se intensifica la purga del sistema militar tras el arresto de varios ejecutivos de esa industria. Según la periodista Jennifer Zeng, “se prevé que más personas relacionadas con este asunto estarán implicadas”. Para completar esta historia, hace una semana el régimen prohibió a sus funcionarios usar iPhones en horas de trabajo.