Otra vez el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, recibe una dosis de realidad en relación con su agenda verde. Si el año pasado tuvo que pedir a los ciudadanos disminuir el consumo de electricidad —cuando días antes había aprobado un decreto para descartar los vehículos que usan combustibles—, ahora debe bajar nuevamente la cabeza debido a la aprobación de una medida que facilitará el suministro de gas en el estado.
El más reciente hecho radica en una decisión unánime dentro de la Comisión de Servicios Públicos de California (CPUC) ya que esta aumentará la capacidad de inventario en las instalaciones de almacenamiento de gas natural de Aliso Canyon, en Los Ángeles, luego de que en diciembre de 2022, en plena temporada invernal, se dispararan los precios.
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De inmediato la CPUC intentó aliviar las críticas, porque saben que esto contradice la retórica de la gobernación demócrata. Los funcionarios presentes en la votación dijeron que siguen comprometidos con la transición energética que tanto profesan y que la nueva directriz responde a “un cobertura financiera contra los posibles altos precios del mercado invernal”. Tal como menciona la agencia de calificación de riesgo S&P Global Ratings incluso en el verano que está por terminar, “los precios del gas en el sur de California se han disparado en respuesta a la fuerte demanda de refrigeración”.
Hipocresía demócrata
El mensaje de la presidente de la CPUC, Alice Reynolds, fue ambiguo. “Quiero señalar que esta decisión se está considerando mientras nosotros, junto con otras agencias estatales, trabajamos con urgencia en el desafío de reducir la dependencia del gas natural en todo el estado”, dijo.
En la realidad, esta ampliación del 67 % en el campo de almacenamiento de Aliso Canyon les permitirá canalizar un ahorro que ronda los 450 millones de dólares y que beneficiará a los consumidores de California. De manera que el gobierno local a favor de una agenda verde debe asumir que los combustibles fósiles representan un beneficio no solo para la calidad de vida sino para la economía de las familias y los comercios.
Aunque en la teoría la agenda demócrata está a favor de energías limpias, otra cosa es lo que ocurre en la práctica. No porque se trate de una propuesta que no pueda llevarse a la práctica, sino porque estos voceros ni siquiera cumplen lo que profesan. El mandatario estadounidense Joe Biden acude a cumbres del clima en avión privado, una de las formas de transporte más contaminantes. Al mismo tiempo, los vehículos eléctricos que tanto defienden necesitan motores cuyos componentes son el litio, cobalto o grafito, altamente contaminantes. Por si fuera poco, su proceso de extracción implica problemáticas como la esclavitud y trabajo infantil.
Las promesas de Newsom
“El cambio climático está provocando muchos fenómenos meteorológicos extremos e impredecibles. Esta decisión nos ayudará a ser más resilientes a esos impactos”, continuó diciendo Alice Reynolds para tratar de matizar la votación unánime que da paso al plan para garantizar el suministro de gas a California.
En efecto, deberán poner manos a la obra si quieren dejar de depender del recurso y publicar en 2024 el plan para reducir la dependencia del estado en relación con el almacenamiento subterráneo de Aliso Canyon en Los Ángeles, tal como la propia CPUC lo prometió en días anteriores.
Hace unos 15 días grupos ambientalistas pedían a Gavin Newsom descartar la ampliación que aprobó ahora la Comisión de Servicios Públicos. Es que en 2018, en el medio de la promoción de sus promesas de campaña, dijo que estaba “totalmente comprometido” a cerrar esas instalaciones donde también se producen barriles de petróleo. Sin embargo, la realidad hace que el actual gobernador deba recular.