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Series de televisión o de grandes empresas de streaming han retratado durante años historias dentro de la Casa Blanca. Actores famosos han interpretado a un ficticio presidente de Estados Unidos dirigiendo —o siendo blanco— de engaños o artimañas. El punto, es que tales relatos ficticios parecen saltar a la realidad durante la presidencia de Joe Biden con su hijo Hunter como protagonista. Lo que hay detrás del escándalo por el contenido de su computadora y negocios con el extranjero es digno de una estatuilla del Emmy.
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De Hunter Biden se han dicho muchas cosas tras la difusión del contenido de su laptop abandonada en Delaware y todo lo que ahí se consiguió: fotos de consumo de drogas, prostitución, conversaciones con su padre y mensajes con empresas extranjeras usando su apellido para garantizar contratos. Pero cada día que pasa, se saben más cosas. Y no son precisamente buenas para el actual presidente demócrata.
Esta vez habló el exdirector interino de la CIA, Michael Morell, uno de los firmantes de la carta donde 51 ex altos funcionarios de inteligencia desacreditaron la primicia que en octubre de 2020 dio New York Post sobre el material. Ellos avalaron que este tenía “todas las características clásicas de una operación de información rusa”. Pero no tenían pruebas, solo las ansias de que Joe Biden quedara elegido como presidente de EE. UU.
“Fue para ayudar a Biden”
Morrell declaró ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes el pasado 4 de abril, pero hasta ahora se supo lo que contó. “Hubo dos intentos. Una intención era compartir nuestra preocupación con el pueblo estadounidense de que los rusos estaban jugando en este tema; y, dos, fue [para] ayudar al vicepresidente Biden”, testificó.
Lo que blanquea con sus declaraciones, es que tales expertos ayudaron a impulsar la narrativa de la supuesta treta rusa para evitarle a Joe Biden un escándalo, protagonizado por su hijo, que le hiciera perder las elecciones presidenciales en 2020, las cuales ganó frente a Donald Trump. No es la única novedad que salió de sus palabras. También reveló que el actual secretario de Estado, Antony Blinken, fue quien lo llamó para “activar” la creación de la carta.
Este fue parte del diálogo entre el Comité y el exdirector interino de la CIA, difundida por Breitbart:
“Pero, antes de la llamada [del secretario Blinken], ¿Usted no tenía ninguna intención de escribir esta declaración?”.
“No”.
“De acuerdo, ¿Entonces su llamada desencadenó esa intención en usted?
Sí. Absolutamente.
La verdadera operación de desinformación
Puede que algunos seguidores del Partido Demócrata crean que el presidente de EE. UU. no tiene relación con las acciones de su hijo, pero no es así. Cuando este era vicepresidente de Barack Obama, Hunter le presentó a un alto ejecutivo de una empresa de energía ucraniana. Se supo del encuentro por un mensaje de agradecimiento (con fecha de abril de 2015 y guardado en la computadora) que Vadym Pozharskyi, asesor de la junta de Burisma, envió a Hunter.
Estos y muchos datos más fueron silenciados por medios demócratas y por las juntas directivas de Twitter, Facebook y otras plataformas. La carta que firmó Michael Morell fue importante para Joe Biden porque le ayudó a minimizar el escándalo. Tal como retrata ahora New York Post, el exfuncionario de la CIA incluso “recibió una llamada de agradecimiento del jefe de campaña de Biden, Steve Ricchetti”.
Si a estas altura, alguien continúa dudando de los esfuerzos que hicieron los demócratas para tapar el escándalo, basta con recordar que a Jeremy Bash, exjefe de personal de la CIA durante la gestión de Obama y firmante de la famosa carta de 51 expertos, el presidente Biden lo premió en agosto de 2022 con un alto cargo en la Casa Blanca.
“Los esfuerzos para matar [la historia] del Post, fueron la operación de desinformación real”, sentencia el medio estadounidense.
