El socialismo presidirá de nuevo Brasil de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente condenado por el caso de corrupción más grande en la historia del país. Este 1 de enero, el izquierdista fue juramentado en el Congreso Nacional, en Brasilia para comenzar su tercer mandato.
Su discurso fue en síntesis una exposición de motivos ya repetitivo de la izquierda, prometiendo igualdad social pero al mismo tiempo “crecimiento económico” y el supuesto compromiso de mantener la democracia, aunque en la práctica este modelo ideológico en América Latina se aleja de cualquier ápice de la libertad y soberanía, desde la política hasta la economía.
Se comprometió a “rescatar” a 33 millones de personas del hambre y aprovechó para criticar varias veces la gestión de su antecesor Jair Bolsonaro. A juicio de Lula da Silva, “tener que repetir el compromiso” de que cada brasileño coma tres veces al día “es el síntoma más grave de la devastación que ha impuesto al país en los últimos años”.
Sin embargo, el discurso del izquierdista tiene incongruencias cuando se compara con indicadores económicos positivos que marcó el gobierno Bolsonaro. Pero este domingo, frente a los asistentes del Congreso y simpatizantes en las calle, Lula da Silva habló “de un pueblo que sufre, producto de la destrucción de las políticas públicas que promovían la ciudadanía, los derechos esenciales, la salud y la educación”.
Más ministerios, más populismo
Lula da Silva no escatimó en anunciar “modificaciones en el Poder Ejecutivo”, mientras daba su discurso de juramentación en el estrado del Congreso Nacional. Se trata de la creación y “refundación” de ministerios. Por ejemplo, la fundación “del Ministerio para la Promoción de la Igualdad Racial” para “ampliar la política de cuotas, además de retomar las políticas dirigidas a negros y pardos en salud, educación y cultura”.
A este se sumará la refundación del Ministerio de Cultura, “con la ambición de retomar con mayor intensidad las políticas de incentivo y acceso a los bienes culturales, interrumpidas por el oscurantismo en los últimos años”. Le sigue la reforma del Ministerio de la Mujer “para demoler este castillo centenario de desigualdad y prejuicio”. Adicionalmente, informó que el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública “actuará para armonizar los poderes y entidades federativas” y “promover la paz” en comunidades pobres. Mención aparte, se refirió a la deforestación y contaminación, guardando en este sentido similitudes con el presidente colombiano Gustavo Petro cuando al postularse y asumir posteriormente el mando, pronunció un discurso ecologista que pasó al olvido en pocos meses.
Los cambios adelantados por Lula da Silva se traducen en la reinstalación del populismo en el país más grande de América Latina. El mismo que meses antes, bajo el gobierno de Bolsonaro, daba prioridad a la producción nacional y al mejoramiento de la calidad de vida de los brasileños en temas tangibles como la economía del hogar a través de medidas como la reducción del precio de la gasolina y la disminución del 35 % en unos 4000 productos.
Momento en el que @petrogustavo y @LulaOficial se saludaron hace unos minutos durante la posesión de Lula como presidente de Brasil. Pepe Mujica aparece segundos después. pic.twitter.com/rfKceMfhTo
— Elías (@EliasElProfe) January 1, 2023
Maduro no asistió
El nuevo presidente de Brasil aseguró en su discurso que defiende “la plena libertad de expresión”. Lo dijo mientras que en el hemiciclo estaba presente su aliado Alexandre de Moraes, magistrado del Supremo Tribunal Federal y líder de la persecución contra seguidores del presidente Bolsonaro, desde que estallaron las protestas donde se exigía la revisión de los resultados electorales en el balotaje.
Este mismo 1 de enero, además de la juramentación de Lula da Silva también fue proclamado su vicepresidente Geraldo Alckmin, así como los gobernadores electos de 26 estados y del Distrito Federal. Asistieron distintos mandatarios pero el dictador Nicolás Maduro no figuró entre los presentes, indicó el portal Brasil Sem Medo. Sí estuvieron Gustavo Petro por Colombia, Xiomara Castro de Honduras, Alberto Fernández de Argentina, el rey Felipe VI de España, entre otros.
Más allá de la ausencia del dictador, el discurso de Lula da Silva no aleja a su incipiente gobierno del socialismo, marcado desde el inicio por la creación de ministerios populistas, que probablemente aumentarán el gasto público, entre otros daños.