El juicio entre la actriz Amber Heard y su exesposo, el actor Johnny Depp, se convirtió en una auténtica novela. La tensión tras su fallido matrimonio de solo 15 meses venía aumentando desde que el actor interpuso una demanda en 2020, pero fue el inicio del juicio —el pasado 11 de abril—, el que se está llevando toda la atención mediática.
El epicentro de ese proceso judicial es nada menos que un artículo del año 2018 firmado por la actriz y publicado por The Washington Post. Titulado: “Amber Heard: Hablé en contra de la violencia sexual y enfrenté la ira de nuestra cultura. Eso tiene que cambiar”.
Pero, parece que sus palabras no fueron escritas por su puño y letra. Es más, su participación en el texto que aboga a favor del movimiento #MeToo habría sido mínima. Como consecuencia, Deep no solo perdió contratos, sino que fue cancelado por plataformas que decidieron declararlo culpable antes de que lo hiciera la propia justicia. ¿Estamos entonces ante un nuevo caso de control de la retórica para imponer una supuesta verdad? ¿Otra vez se descarta el precepto de ser «inocente hasta demostrar lo contrario»?
Detrás del texto está la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en inglés), organización progresista que dice trabajar a favor de los derechos individuales. Grupo que por cierto recibe donaciones de la actriz. Con ese precedente la ACLU propuso la publicación de un artículo, donde entre varios puntos, se menciona la posibilidad de ir contra el expresidente Donald Trump, según los correos que han salido a la luz. Y tal parece que The Washington Post no se molestó por ahondar en las acusaciones ahí escritas.
“¿Los editores del Washington Post siquiera preguntaron? Fue imprudente, irresponsable y difamatorio insinuar sin convicción que Depp había abusado de la violencia doméstica”, cita por su parte The Federalist. Una pregunta válida.
Un texto lleno de “fuego y rabia”
Tal como cita el reciente artículo de The Federalist, cualquier joven universitario sería reprobado si osara hacer pasar el trabajo de alguien como propio. Eso es lo que parece haber ocurrido en esta oportunidad. Los mensajes habían salido a la luz hace un año, pero reflotaron a propósito del juicio.
Depp demandó a Heard a raíz del artículo, reclamando 50 millones de dólares. Ella contratacó pidiendo 100 millones. Pero más allá de los detalles, está cómo la cultura de la cancelación en manos del progresismo volvió a hacer de las suyas usando un caso que hasta 2018 parecía otro divorcio más de Hollywood. Porque vale destacar que ambos habían llegado a un acuerdo confidencial un año antes.
Terence Dougherty, el director ejecutivo adjunto de la ACLU, lo admitió en el juicio hace unos días. El grupo acordó con Amber Heard redactar el artículo, que pasó por numerosas revisiones legales y habrían sido los abogados de la actriz los que pidieron no mencionar específicamente a Johnny Depp para evitar violar el acuerdo previo. El objetivo fue “reunir su fuego y rabia y [hacer] un análisis realmente interesante y darle forma de artículo de opinión”, según el correo de Robin Shulman, el verdadero autor, de acuerdo con las capturas obtenidas por Daily Mail.
Un juego de intereses
“La ACLU y Heard, agregó Dougherty, estaban ansiosos por publicar el artículo en la semana en que se estrenó la película Aquaman para capitalizar su papel en ella”, se lee en The Guardian, a raíz de las declaraciones de Dougherty y donde añadió que la actriz no ha pagado los 3,5 millones de dólares que prometió en 2016 a un plazo de 10 años. Lo que se perfilaría entonces más como un juego de intereses que una verdadera defensa de los derechos de la mujer.
La justicia demostrará finalmente quien será el ganador de la demanda por difamación. Pero Johnny Depp ya experimenta el sinsabor de quedarse sin contratos, ya que Disney en 2019 le quitó su icónico papel Jack Sparrow en Piratas del Caribe. Es decir, la empresa canceló a Deep de la misma manera que Jack Dorsey, entonces CEO de Twitter, hizo con el expresidente Donald Trump. Por su parte, sobre Amber Heard pesa el pedido en redes sociales para que la despidan de Aquaman.
Mientras llega un veredicto, el público podría quedarse con estas palabras que pronunció la actriz cuando subió al estrado:
“Estoy aquí porque mi exmarido me está demandando por un artículo de opinión que escribí”.
El detalle es que el artículo lo escribió, en esencia, un grupo progresista estadounidense, enfocado en criticar la entonces Administración republicana.