No solo es uno de los países más pobres de América Latina, Haití también viene sumido en una interminable crisis política que recrudeció tras el asesinato de su presidente Jovenel Moise en julio de 2021. Comercios y escuelas amanecieron cerrados este 7 de febrero por la tensión que se siente en las calles y la violencia ejercida por las pandillas. Todo se debe a que el Senado y parte de la sociedad civil exigen al primer ministro, Ariel Henry, que suelte el poder.
El argumento es que justo en este lunes habría finalizado el mandato del presidente Jovenel Moise, por lo tanto, su designado como primer ministro debe abandonar el cargo. Como bien se sabe, Henry quedó al mando del país luego de una disputa contra Joseph Lambert, jefe de la Cámara Alta, quien también pretendía asumir la presidencia luego del magnicidio.
Las calles de la capital están prácticamente vacías, muy pocos autobuses circulan y la mayoría de la población se ha quedado en casa en una jornada de incertidumbre, indicó un reporte de EFE. Son horas complejas para el pequeño país caribeño con el 80 % de la población sumida en la pobreza.
Por otro lado, una iniciativa conocida como Acuerdo de Montana —conformada por numerosos partidos y organizaciones de la sociedad civil— eligió un presidente y un primer ministro. Fritz Alphonse Jean, exgobernador del Banco Central, y el exsenador Steven Ivenson Benoit, respectivamente para un proceso interino de dos años. Mientras tanto, Ariel Henry se niega a reconocerlos.
Grave crisis institucional
El Senado emitió recientemente un documento donde explican que Henry no debe continuar más en el poder. En este sentido, Joseph Lambert acusó al primer ministro de ser “el principal obstáculo” para alcanzar una solución a la crisis política en Haití.
Pero el desequilibrio institucional va mucho más allá de una figura política. “El presidente del Senado también ve a Henry como un presidente de facto, pero la institución se ha tornado ineficaz porque sólo hay 10 senadores, lo que no permite ni siquiera reunir quórum. Tampoco hay jueces en la Corte Suprema”, explicó el especialista en Derecho Internacional, Mariano De Alba.
El Senado, normalmente conformado por 30 legisladores, solo cuenta actualmente con 10. Esto porque las elecciones de 2013 fueron aplazadas y en 2015 otro tercio culminó su período. En 2019 debieron organizarse comicios presidenciales y legislativos, pero de nuevo fueron diferidos.
El presidente del Senado también ve a Henry como un presidente de facto, pero la institución se ha tornado ineficaz porque sólo hay 10 senadores, lo que no permite ni siquiera reunir quórum. Tampoco hay jueces en la Corte Suprema. 5/
— Mariano de Alba (@marianodealba) February 7, 2022
Las elecciones iban a celebrarse el 26 de noviembre de 2021, pero en agosto nuevamente quedaron suspendidas por el asesinato del presidente. Se fijaron para el 7 de noviembre, a realizarse la primera vuelta. No obstante, Henry, destituyó a los nueve miembros del Consejo Electoral Provisional (CEP) tras acusarlos de “partidistas” y allí se perdió la esperanza de ese proceso electoral.
Henry aseguró en ese momento que planeaba celebrar los comicios a principios de 2022 y convocar a un referendo para modificar la Constitución para solventar la crisis en Haití.
“Los ciudadanos haitianos, los más afectados, están en su mayoría desconectados de estas discusiones, ya que no perciben que la política pueda tener un impacto positivo en sus vidas. La inseguridad, con casos de secuestros y violaciones, es muy frecuente”. agregó el especialista en su cuenta de Twitter.
El reinado de las pandillas
Henry mantiene su idea de celebrar elecciones elecciones presidenciales y legislativas, pero pone como excusa la violencia de las pandillas y la inestabilidad política. Adicionalmente ha pedido que se presenten nombres de candidatos para una nueva autoridad electoral. “Pero grupos de la sociedad civil y la diáspora no están convencidos que una elección presidencial sea la solución”, explicó De Alba.
Las pandillas tomaron la isla por mano propia al punto de ser reconocidos como una figura de mayor autoridad, por encima de los líderes políticos. En octubre del año pasado una de estas bandas, conocida como 400 Mawozo secuestró a 17 personas, la mayoría estadounidenses integrantes de un grupo religioso y exigieron 17 millones de dólares por su rescate.
Según los expertos, citados por The New York Times las pandillas han tenido el control desde hace mucho tiempo en los barrios pobres, pero empezaron a ganar terreno luego de que Jovenel Moise asumió la presidencia en 2017.