Estados Unidos está experimentando un capítulo inusual en materia económica. El índice de precios al consumidor se disparó 6,2 % en comparación con el año anterior. Es el mayor salto en 12 meses desde 1990 registrado por el Departamento de Trabajo. La celebración de Acción de Gracias se convierte esta vez en el escenario ideal para explicar por qué además de la variación de precios, los estadounidenses tienen dificultades para conseguir ciertos ingredientes debido a problemas con la cadena de suministros.
El pavo, plato principal de la celebración de este 25 de noviembre, aumentó su precio en 20,2 %, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. A esto hay que sumarle que el producto registró un desabastecimiento superior a 60 %, de acuerdo con la firma de investigación de mercado Information Resources, Inc. (IRI). La causa: “desafíos laborales y de suministro”, mencionó al Wall Street Journal un portavoz de Butterball LLC, uno de los procesadores de pavo más grandes de EE. UU.
La salsa de arándanos, relleno, batatas, panecillos con mantequilla, guisantes, verduras o pastel de calabaza también subieron. En total, el costo para los consumidores estadounidenses de la cena completa de Acción de Gracias para 10 personas pasó de 46,90 dólares a 53,31 dólares. Este es un aumento de 6,41 dólares o 14 % más en comparación con el promedio del año pasado. Es el mayor incremento anual en 31 años pero la cena más cara desde que se inicio este registro en 1986, según el balance de la Federación Estadounidense de Oficinas Agrícolas (o Farm Bureau). Hace 35 años el promedio de la cena era de 28,74 dólares.
Si bien la economía estadounidense sigue siendo la más robusta del mundo, la sobreestimulación monetaria durante la pandemia y los percances en la cadena de suministros se convierten en otro reto para Biden, sobre quien ya pesan otros temas coyunturales internos como la crisis fronteriza y la pérdida de popularidad. La duda que salta entre los expertos es cuánto va a durar el episodio inflacionario que de por sí ya está afectando los bolsillos de las personas con menos ingresos.
Una cena más costosa
Trasladarse a la casa de un familiar para la cena de Acción de Gracias también puede resultar más costoso. La gasolina (en todas sus presentaciones) promedió un aumento de 49,6 % respecto a los últimos 12 meses, de acuerdo con el Departamento de Trabajo. Se encuentra en su nivel más alto desde septiembre de 2014. Una vez dentro del hogar, hay que sopesar que el índice de gas natural subió 28,1 % en los últimos 12 meses y el índice de electricidad subió 6,5 %.
Compradores voluntarios comprobaron los precios de pavo, arándanos, panecillos y otros alimentos básicos entre el 26 de octubre y el 8 de noviembre para el estudio hecho por Farm Bureau. El cronograma de la encuesta es consistente cada año, de forma que una variación de fechas no incida en el resultado.
“Sacar el pavo de la canasta de alimentos revela un aumento de precios de 6,6 % en comparación con el año pasado, que sigue de cerca al Índice de Precios al Consumidor de los alimentos y la inflación general en toda la economía”, dijo Veronica Nigh, economista senior de la Federación.
Ahora bien, si citamos otros alimentos también veremos un aumento de acuerdo con las cifras oficiales. El índice para carnes, aves, pescado y huevos aumentó 11,9 %, el índice para la carne de res aumentó 20,1 % y el índice para la carne de cerdo aumentó 14,1 %, su mayor incremento en 12 meses.
¿Por qué aumentaron los precios?
Los cheques de estímulo y la cadena de suministros son los factores principales, según expertos y análisis independientes. Si bien no afecta en gran medida a la economía más poderosa del mundo, es un capítulo que no debe ser subestimado.
Para entender lo que ocurre hay que aclarar varias cosas. La pandemia del COVID-19 provocó el cierre o recorte de horas en las empresas. Se despidieron unos 22 millones de empleados y las compañías disminuyeron su producción. La recesión era inminente.
Pero el futuro no resultó tan fatídico. La economía comenzó a recuperarse por un gasto gubernamental masivo y una serie de medidas de emergencia de la Reserva Federal. Luego llegaron las vacunas y la gente salió de sus casas. Las empresas, locales de comida y otros negocios necesitaron reabrir a un ritmo más veloz del que pudieron abarcar. No pudieron contratar empleados tan rápido y los puertos y los astilleros de carga no podían manejar el tráfico. Las cadenas de suministro globales se enredaron, apuntó AP en un análisis sobre la coyuntura económica. Los costos subieron y eso se trasladó a los consumidores.
En este sentido, el índice de precios al productor, los precios de los pavos procesados, aumentaron 40,7 % y de los cereales para alimentarlos 40,8 %
Además, el desabastecimiento salió a relucir. No solo el pavo escaseó semanas antes del Día de Acción de Gracias. Hasta el 31 de octubre las latas de salsa de arándanos se agotaron en un 20 % e iban en declive, indicó la firma de investigación de mercado Information Resources, Inc. (IRI). Una cuarta parte de ñames y batatas también se agotaron.
Thanksgiving Dinner Staples Are Low in Stock Thanks to Supply-Chain Issues – WSJ https://t.co/PBkHYYtdQ7
— 🇫🇷 Jean-Charles GAND (@jeancharlesgand) November 14, 2021
Otro punto no menos importante. El paquete de estímulo de la Administración Biden contra la pandemia por 1,9 billones de dólares y los cheques por 1400 dólares por persona sobreestimularon la economía. “Le echaron queroseno al fuego”, sentenció Jason Furman, exasesor económico de la Administración Obama. Los ciudadanos ahorraron y cuando todo abrió, comenzaron a comprar.
¿Cuánto más va a durar?
“La economía aún no se encuentra en esa fase alarmante, pero se trata de grandes saltos de precios y una situación muy inusual”, así lo retrató un artículo de The Washington Post. También mencionó varias preocupaciones de expertos.
Por ejemplo, el lastre que podría generar que los estadounidenses empiecen a creer que los aumentos de precios llegaron para quedarse. Eso hará que el gasto de los ciudadanos aumente para tratar de superar más aumentos de precios y luego dejar de gastar más adelante este año o el próximo. Otro factor, es que los salarios y las rentas están comenzando a aumentar, y esos efectos “podrían llegar para quedarse”.
Es necesario dejar claro que EE. UU. no es el único con problemas en la cadena de suministros. Europa también padece lo mismo. Sin embargo, esos gobiernos “no hicieron tanto estímulo”, dijo Jason Furman.
Para Megan Greene, economista en jefe del Kroll Institute, la inflación y la economía en general eventualmente volverán a algo más cercano a la normalidad. “Creo que será ‘transitorio’”, dijo sobre la inflación. “Pero los economistas tienen que ser muy honestos al definir lo transitorio, y creo que esto podría durar un año más fácilmente”.
¿Qué dice Joe Biden? El mandatario reconoció que la inflación “daña los bolsillos de los estadounidenses, y revertir esta tendencia es una de las principales prioridades para mí”. Defendió que su paquete de infraestructura aliviará “cuellos de botella” al invertir en carreteras, puentes y puertos. No obstante, el tiempo y las cifras darán el veredicto final. Por lo pronto los estadounidenses tendrán que sacar más dinero de sus bolsillos para celebrar este Día de Acción de Gracias.