Urgidos por movilizarse y por un atisbo de calidad de vida, los venezolanos se han visto en la obligación de fabricar combustible por sus propios medios, y sin garantía de la calidad de este recurso tan ansiado.
Antes del aumento decretado por Maduro, la gasolina en Venezuela de 95 octanos tenía un valor de 0,00006 bolívares. Este monto, permitía recargar 828 000 000 de vehículos medianos con apenas un dólar al cambio oficial, reseñaba EFE.
Sin embargo, de manera radical el recurso se volvió casi inaccesible debido a la poca producción en la industria petrolera, sumado a la dolarización de las tarifas, difíciles de pagar en un país donde el salario mínimo es poco más de un dólar.
La cadena de suministro de la llamada “gasolina artesanal” comienza en campos petroleros como La Concepción, en el occidental estado de Zulia, que hace 15 años producía más de 12 000 barriles de crudo liviano de alto valor, reseña un reportaje de Reuters.
Sin embargo, este campo ha estado inactivo durante dos años por el deterioro de PDVSA, la estatal petrolera manejada desde la incapacidad y desde la conveniencia chavista.
Robar el crudo
Actualmente, en los tubos de La Concepción se observan pequeños agujeros. Estas tuberías antes transportaban crudo hasta los tanques de almacenamiento y las instalaciones de exportación.
Ahora, los agujeros llevan el recurso hasta refinerías caseras, ubicadas en los patios traseros de un pueblo zuliano, cuenta a Reuters un trabajador de PDVSA que no reveló su identidad.
“Obviamente la gente se está robando el petróleo, que es su única riqueza para solucionar sus problemas”, relata el empleado.
El personal de la empresa petrolera sería cómplice gracias a pagos en dólares. Mientras, un exejecutivo de la estatal estimó que se roban menos de 1 000 bpd de crudo, menos del 1% de la producción total. Las autoridades se hacen la vista gorda y el negocio continúa.
Fabricar la gasolina
Para procesar el crudo, recurren a técnicas rudimentarias que pasan por alto protocolos básicos de seguridad.
Jaime, un productor de leche en Zulia, necesitaba enviar queso al mercado de Maracaibo, la capital del estado, pero no pudo encontrar gasolina para conducir hasta allí. Entonces le sugirieron una curiosa alternativa.
Para tener este preciado recurso debía contactar a “El Flaco” es uno de los que comercializa la gasolina casera.
Jaime, en la necesidad por trasladar la mercancía, no le preguntó a “El Flaco” de dónde venía la gasolina, pero sí era consciente del robo de crudo y de refinerías improvisadas que están aumentando en el Zulia.
“Eso lo sacan de unos pozos de petróleo que hay en La Concepción, ponen a hervir eso y la pasan por unos tubos de cobre, lo que suda es el líquido que le venden a uno”, dijo Jaime a Reuters con la condición de que no se publicara su apellido.
Por su parte, el empleado de PDVSA explica que en el campo, los ladrones perforan las tuberías y, sosteniendo un soplete debajo de la tubería, calientan el crudo para que fluya hacia tubos más pequeños que insertan en el agujero perforado.
En videos difundidos en redes sociales, se ve el fuego ardiendo debajo de dos botes negros sostenidos en un barril oxidado, con una serie de pequeños tubos que transportan líquido transparente en cubos. Un tubo más grande, enterrado bajo tierra, transporta ese líquido a latas de gas blanco, completa el reportaje.
Laboratorios clandestinos
En agosto de este año ocurrió el desmantelamiento de uno de tantos laboratorios clandestinos, ubicado en una granja de nombre “Los Caballos” en la parroquia La Sierrita del estado Zulia.
En las fotos se observan varios barriles, uno de ellos sobre una fogata, donde estarían procesando el crudo.
#09Ago #Zulia | Autoridades incautaron los materiales usados para dicha elaboración de combustible. pic.twitter.com/p7eUBtW0lq
— Cima360 (@cimanewsdigital) August 9, 2020
Supuestamente, los materiales para producirlo fueron incautados como evidencia por parte de los funcionarios policiales.
Jorge León, un ingeniero especializado en seguridad industrial para la industria petrolera, dijo a Reuters que el fluido que extraen las refinerías improvisadas es químicamente volátil y carece de los aditivos que se agregan a la gasolina para garantizar la seguridad de los motores de los automóviles.
“Es muy volátil y sin aditivos es más peligroso todavía. No solo pueden dañar los motores, sino que pueden ocasionar explosiones de vehículos”, dijo León.
Para Jaime, el productor zuliano, el negocio le salió caro. “La camioneta anduvo bien un par de días, pero al tercero, comenzó a hacer como disparos en el motor y no prendió mas. Se me dañó el motor”, contó.
Filas infinitas
Los venezolanos tienen que dormir en sus vehículos mientras hacen largas filas para cargar combustible. Pueden pasar días esperando que surtan la estación de servicio y el día que llega, van avanzando el trayecto hasta que dure la fantasía. Muchas veces cuando llegan cerca de la estación, ya no hay gasolina.
“Esto no es normal, no puede ser normal, de ninguna manera, esto está fuera de todo. No debería estar ocurriendo esto en un país petrolero, aquí las cosas no andan bien, es el total del asunto”, declaró Carlos López a la Voz de América.
López, de 89 años, cumplía las 48 horas en una larga fila de una estación de servicio en Caracas, la capital del país. Historias como esta se repiten en casi todo el país.
24/09 4:10 pm La cola por gasolina a esta hora en la Av. Perimetral de San Antonio de Los Altos: pic.twitter.com/CNYO0TS7ig
— Pedro Luis Flores (@pedroluisflores) September 24, 2020
Guayaneses se pasan hasta 8 días de cola por gasolina y sin garantía de suministro https://t.co/YxUq7GfRdX pic.twitter.com/0CZho4eUJZ
— Un Nuevo Tiempo (@partidoUNT) November 13, 2020
Las promesas
A finales de octubre de este año, Maduro buscaba por todos los medios garantizar el suministro de gasolina. llevándolo a decir incoherencias en televisión nacional.
El dictador afirmó que el país tenía reservas de gasolina solo para 20 días, y que estaban trabajando para extenderlo a 30 días. También dijo que «se está produciendo 30 % más de lo que es el consumo del país».
Datos contrastantes y que no tienen relación, porque un país que produce 30 % por encima del consumo nacional, no debería tener unas reservas tan acotadas.
Para solventar la crisis, Maduro recurrió nuevamente a su amigo incondicional, el Gobierno iraní. Más allá de eso, no hay que olvidar la destrucción de PVDSA por la poca inversión, y el robo multimillonario del chavismo.
Las refinarías del país sufren constantes interrupciones por la falta de mantenimiento. Cardón es una de ellas, que detiene y reanuda sus operaciones varias veces al mes.
Por lo pronto, no hay una solución tangible y verdadera para la población, la verdadera afectada por la dictadura.