La tarde de este miércoles, en la Universidad de la Sorbona, el profesor será honrado con la condecoración más alta que otorga Francia: la Legión de Honor. La recibirá, en su nombre, su familia. A él lo decapitaron la semana pasada.
La fetua y la decapitación
La Real Academia Española indica que lo correcto es pronunciarla “fetua”. La define como la decisión que da el muftí a una cuestión jurídica. Un muftí es un jurisconsulto musulmán con autoridad pública, cuyas decisiones son consideradas como leyes.
Pero, como reporta ABC Internacional, “es tradicional que cualquier musulmán pueda autoproclamarse imán. Y esa auto proclamación le permite lanzar fetuas, según su propia concepción de la realidad”.
Tal como ha manifestado al respecto el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, el profesor Samuel Paty fue “obviamente” objeto de una fetua que se difundió por Internet. Puntualmente, los servicios de inteligencia del gobierno francés estiman que hay al menos tres organizaciones que pueden considerarse involucradas. Y la “sentencia” fue ejecutada por un joven musulmán ruso de origen checheno que –sin antecedentes penales de relevancia- se hallaba en el país en calidad de refugiado, y fue abatido poco después en un enfrentamiento con la policía.
¿Cuál fue el delito de Samuel Paty?
Pues haber mostrado a sus alumnos, en el curso de una clase sobre libertad de expresión, algunas de las caricaturas sobre el profeta Mahoma publicadas por el semanario Charlie Hebdo.
Convocado a la comisaría de Conflans-Sainte-Honorine por la denuncia de un padre que lo acusó de difundir imágenes pornográficas (sic), el profesor había declarado: “Les propuse a los alumnos ver o no una de las caricaturas del semanario Charlie Hebdo, según su sensibilidad”. Y aseguró haber propuesto a los estudiantes desviar la mirada unos segundos si pensaban que se verían afectados por una u otra razón.
Esa delicadeza del profesor no fue a todas luces interpretada como tal por algunos intemperantes y terminó avivando el fuego de la controversia. Y ya lanzada la fetua, alguien resolvió darle ejecución. El destino de Samuel Paty estaba firmado.
La libertad de expresión como valor central
En este punto no cabe sino evocar esa magnífica frase “desapruebo lo que dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”. (Frase por lo demás mal atribuida con frecuencia a Voltaire y que en realidad debemos a la autora británica Evelyn Beatrice Hall en su obra “The Friends of Voltaire”, de 1906). Tal el principio que de algún modo subyace a las declaraciones posteriores al hecho tanto por parte del presidente francés como por la ministra de justicia.
Dijo en efecto Emmanuel Macron según reporte consignado por Infobae acerca de Samuel Paty: “fue asesinado hoy porque enseñaba, porque explicaba a sus alumnos la libertad de expresión, la libertad de creer y la de no creer”. En el mismo sentido subrayaba la ministra de justicia Nicole Belloubet que el atentado, y su brutalidad, muestra “precisamente lo que los terroristas no soportan: que se despierte la conciencia en las escuelas”.
“Como cualquier maestro, buscaba preparar a los jóvenes para el ejercicio del pensamiento crítico, condición esencial para la ciudadanía plena”, publicó ‘Charlie Hebdo’ en su página de Facebook.
Las manifestaciones y los dichos
Numerosas manifestaciones en homenaje a Paty han tenido lugar en el territorio francés durante los últimos días. La Asociación de Alcaldes de Francia (AMF) pidió a todos los municipios exhibir en sus edificios el hashtag #JeSuisEnseignant (Yo soy docente). Y el Parlamento Europeo abrió su sesión plenaria del lunes con un minuto de silencio.
Entre las reacciones más airadas se registra la de la ultraderechista Marine Le Pen. Según reporte de OuestFrance, su alocución, pronunciada este lunes en la sede del partido en Nanterre, consignó por ejemplo que “el islamismo es una ideología belicosa cuyo medio de conquista es el terrorismo. Y en tanto el terrorismo es un acto de guerra, exige una legislación de guerra.” Y también criticó al presidente en ejercicio por no haber propuesto más que “una insuficiente y anacrónica estrategia de ‘contención’ cuando la situación convoca a una estrategia de reconquista”.
Por su parte, y en un discurso que ciertamente marcó distancia para con el fundamentalismo, el propio rector de la Gran Mezquita de París y vicepresidente del Consejo Francés del Culto Musulmán, Chems-Eddine Hafiz, se detuvo también delante de las cámaras a la salida de una reunión de alto nivel en el Palacio del Eliseo para decir: “Somos franceses, y debemos aceptar todas las reglas, incluso aquellas de la sátira, incluso si eso nos fastidia, nos irrita…”
Polarización, generalización y estereotipos parecen destinados a marcar la agenda francesa en este tema en el futuro inmediato. En América Latina no hemos registrado aun este tipo de episodios. Pero otras polarizaciones, generalizaciones y estereotipos, y otras amenazas a la libertad de expresión se encuentran siempre latentes.