Las posibilidades de que el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, continúe con sólidas relaciones con Estados Unidos, en caso de que Joe Biden gane la Presidencia, son cada vez más escasas. De acuerdo con los asesores del abanderado demócrata, se buscaría el restablecimiento de las negociaciones con Nicolás Maduro.
Esta respuesta por parte de Joe Biden, que hoy se encuentra en la contienda para llegar a la Casa Blanca, viene tras una observación de los movimientos que ha ejecutado Guaidó para generar un quiebre dentro de las Fuerzas Armadas Armadas de Venezuela. Intentos por demás infructuosos.
La política de Biden para Latinoamérica tiene varios aspectos que comulgan con las ideas de Barack Obama, cuya administración —en lo referente a la región— estuvo en gran medida ligada al exvicepresidente, quien pretende retomar ciertas cuestiones de esa gestión.
Una Casa Blanca demócrata utilizaría más bien la persuasión antes que la imposición, dijeron sus asesores en varias entrevistas, según reseña el New York Times. Una estrategia que se ha mostrado poco eficaz cuando se trata de gobiernos autoritarios con los que ha lidiado Estados Unidos, entre ellos el venezolano y el cubano.
Ahora, restando pocos días para dar a conocer quien será el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Biden ha hablado de lo que acontece sobre Venezuela de manera muy somera y sin tocar puntos álgidos sobre como manejará estas relaciones. Se limita a expresa que los venezolanos necesitan el apoyo de Estados Unidos “para recuperar la democracia y reconstruir el país”, de acuerdo con Infobae.
Sin embargo, en sus encuentros con la prensa, sus colaboradores manifestaron poca esperanza de que se siga tratando a Guaidó como el líder de facto del país. Un asesor senior dijo que una vez que haya fecha para votar, la Casa Blanca con Biden buscaría establecer negociaciones con Maduro para presionarlo a que se comprometa a organizar elecciones justas, recalca también el New York Times.
Guaidó frente a los ojos de Estados Unidos
Esta posición, que se visualiza como la más próxima a ser tomada por la Casa Blanca, no se corresponde con lo declarado por el propio Guaidó en más de una ocasión. Él habla de Venezuela como un tema bipartidista, sin importar quien esté al frente de la Presidencia de Estados Unidos
En primer lugar, es fundamental señalar que el Gobierno interino de Juan Guaidó se construyó a partir del reconocimiento que le otorgó la administración republicana. Desde 2019, la gestión de Trump se interesó mucho por Venezuela, así como por la crisis económica y humanitaria que atraviesa. De hecho, con el objetivo de ayudar a paliar la situación, el Gobierno de Trump aportó 120 millones de dólares.
John Bolton, el exasesor de seguridad nacional, lideró un esfuerzo para lograr un cambio de régimen en ese país, al igual que en Cuba y Nicaragua.
Asimismo, el diplomático Elliott Abrams, trabajó codo a codo con la oposición venezolana desde su llegada al cargo.
A través de Abrams, EE. UU. apoyó todos los intentos para generar un quiebre dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela. Una muestra de ello son todas las estrategias llevadas a cabo para hacer ingresar ayuda humanitaria en febrero de 2019 y el llamado a la rebelión en abril de ese mismo año.
Mike Pompeo, secretario de Estado de EE. UU., también ha realizado giras por Latinoamérica, donde incluyó a Venezuela como parte fundamental de su agenda.
Sin embargo, Guaidó insiste en que es indistinto quién gane en los comicios estadounidenses de noviembre. El presidente interino dejó entrever en agosto, en una entrevista transmitida por NTN24, que sin importar quién esté en la Casa Blanca, su país contará con el apoyo norteamericano.
Al ahondar sobre la razón que habría detrás de tal afirmación, sostuvo que a pesar de quién esté al mando del Ejecutivo, las acciones del régimen venezolano ya se han convertido en un problema judicial. En este sentido, aseveró: “La política exterior ha sido muy clara de la amenaza que representa una dictadura en el hemisferio”.