Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de México porque se comprometió a terminar con la corrupción.
Los mexicanos votaron por un proyecto que sugería “transformar” al país. Triunfó con el 53 por ciento de los votos, gracias al estandarte del combate a la corrupción.
A dos años de gobierno, la rendición de cuentas ha sido su “Talón de Aquiles”. El mandatario mexicano asegura que su administración ha terminado con ese flagelo que es la corrupción, pero la realidad es otra.
Sus frases de siempre: “no somos iguales que los neoliberales corruptos que gobernaban antes”; “no tenemos nada que ocultar”; “no hacemos nada en lo oscurito”. Es la narrativa que repite para evadir los evidentes casos de corrupción que ocurren en su gobierno.
Quien sea que lo cuestione, partidos opositores, sociedad civil, periodistas, analistas, quien sea, de inmediato los acusa de ser parte de lo llama “la mafia del poder”.
Y los acusa de buscar por cualquier medio y de cualquier forma obstaculizar su “Cuarta Transformación”. Incluso, algunos políticos y ex funcionarios de las pasadas administraciones han preferido guardan silencio ante el riesgo que significa exigirle cuentas o criticarle su forma de gobernar.
La transparencia no le gusta a López Obrador
En su libro Cómo mueren las democracias, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt explican que en un sistema de controles debe darse un delicado equilibrio entre el poder ejecutivo y los poderes legislativo y judicial.
El Congreso, los tribunales y los organismos autónomos deben supervisar y en caso necesario controlar el poder del presidente.
Pero, AMLO ya tiene prácticamente todo acaparado. En la Cámara de Diputados su partido, Morena, tiene la mayoría. En el Poder Judicial, con cuatro nuevos miembros afines a él, está al servicio de lo que el presidente quiere, por lo menos eso ha demostrado en sus últimos fallos.
Su rencor hacia los órganos autónomos
López Obrador pretende desaparecer el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la información y Protección de Datos (INAI); el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Comisión Federal de Competencia (Cofece).
Anunció que enviará a la Cámara de Diputados, durante el período que comienza en febrero, un paquete de reformas para desaparecerlos, porque solo son instancias alcahuetes.
“Estos organismos se crearon durante el periodo neoliberal para aparentar que iba a haber transparencia, que se iba a combatir la corrupción, que ya no iba a haber monopolios, cuando lo que han hecho es servir de cortinas de humo para que se cometan ilícitos y hay ocultamiento de información”, dijo AMLO
Como siempre, que algo no le gusta, que le molesta o que lo exhibe, la solución es acabar con ellos. Así procede, cuando algo le representa un estorbo para continuar con su proyecto político, quitarlo de en medio.
El INAI es el organismo autónomo que defiende tu derecho a obtener información pública. #ElINAIesdeTodasyTodos y pertenece a la ciudadanía. El día de hoy, más que nunca, #LaInformaciónPuedeSalvarVidas. pic.twitter.com/7ub4utTvqZ
— INAI (@INAImexico) January 4, 2021
El mandatario mexicano propone que los tres órganos autónomos sean manejados por secretarias de estado como Gobernación, de Energía o la Función Pública. Argumenta que su desaparición implicaría un ahorro que podría utilizarse para la atención de la pandemia por COVID-19.
“Si tenemos comunicación permanente, si se garantiza el derecho a la información, pues se resuelve y no hace falta el que exista todo un aparato que cuesta tanto, mil millones de pesos, cuesta mantener al Instituto de la Transferencia”, dijo este lunes AMLO.
Y si mejor cancela sus absorbentes proyectos personales como el Tren Maya o la Refinería Dos Bocas, por ejemplo. De ahí saldría un buen presupuesto para destinarlo a la emergencia sanitaria.
La transparencia soy yo
Desde 2004, cuando obtuvo su autonomía, el INAI ha sido el principal órgano de transparencia de México. Su función es garantizar la obligación de las autoridades a difundir información, cuando se niegan a hacerlo.
Con la desaparición AMLO quiere que su gobierno cumpla con la Ley de Transparencia. Es decir, quiere ser juez y parte.
Gracias a información exigida por el INAI se han conocido escandalosos casos de corrupción y malos manejos de los gobiernos tanto federal, como los estatales y municipales, durante 18 años.
Destacan casos como la “Casa Blanca” del expresidente priista Enrique Peña Nieto o la “Estafa Maestra” donde se desviaron miles de millones de pesos a través de universidades públicas y empresas fantasma, también durante el gobierno de Peña Nieto.
En 2015 el INAI ordenó a la Procuraduría General de la República dar a conocer la información sobre la investigación de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
?La transparencia y el acceso a la información permitieron que se conociera el caso Odebrecht. De mayo de 2017 a marzo de 2020 el INAI resolvió 25 recursos de revisión relacionados con este caso, @JulietDelrio
— INAI (@INAImexico) January 11, 2021
También, gracias al INAI, la sociedad mexicana conoció los nombres de las personas a las que la Secretaría de Hacienda les condonó millonarios impuestos entre 2007 y 2015.
Son innumerables los casos de corrupción que han salido a la luz pública por la intervención del órgano autónomo. Parece que es a eso a lo que le teme AMLO, aunque insista en que no hay nada que ocultar.
Un gobierno que calla no es transparente
Es imposible que, si el INAI desaparece, las solicitudes de información, sean respondidas en 72 horas, como se comprometió López Obrador.
Justo el día que informó su deseo de eliminar al órgano de transparencia e información, su gobierno clasificó con cinco años de reserva la información sobre los contratos de compra de las vacunas para el covid. El chiste se cuenta solo.
En sus cotidianas conferencias mañaneras, AMLO difícilmente contesta lo que los periodistas preguntan. Con frecuencia evita cuestiones de interés público y social, las esquiva con datos sobre historia de México.
Nadie habla si no es él. Si el elude una pregunta, nadie, absolutamente nadie en su gobierno la va a responder. El silencio lo marca él y la única voz autorizada es él. ¿Cómo creerle que las solicitudes de información serán atendidas, en 72 horas?
El peligro de ser juez y parte
Pretender que su gobierno se audite, se investigue y decida qué información da a conocer y cuál no, resulta peligroso.
Coartar la autonomía de esos tres órganos atentará contra la, de por sí, incipiente democracia de nuestro país. Se requieren organismos verdaderamente independientes que hagan contrapeso a un gobierno autoritario y excedido de poder.
¿Por qué no fortalecer al INAI? ¿En qué le estorba? ¿A qué le teme?
AMLO no quiere contrapesos, quiere vía libre para consolidar su llamada cuarta transformación, pero a costa de eliminar órganos que están de lado de los ciudadanos.
Su administración es opaca, esconde información, aborrece los señalamientos y las críticas. Es tanto el miedo y la obstinación, que sin órganos autónomos, simplemente la transparencia no existirá en México.