La Basílica de Guadalupe, uno de los centros religiosos más visitados en el mundo, cerrará sus puertas el 12 de diciembre. Algo histórico en la vida del fervor guadalupano de los mexicanos.
La celebración de los 489 años de las apariciones de la virgen de Guadalupe al indio Juan Diego, será diferente. Son tiempos peligrosos por la pandemia de COVID-19.
En la Ciudad de México los contagios y muertos por SARS-CoV-2 han aumentado de manera preocupante. Los hospitales se han saturado y hay pocas camas disponibles. La capital está, desde hace dos semanas en alerta máxima para regresar al semáforo epidemiológico rojo, que significa máximo riesgo y quédate en tu casa.
El gobierno de la capital y la Arquidiócesis de México decidieron que la basílica permanezca cerrada del 10 al 13 de diciembre. Pretenden contener a los feligreses que llegan al recinto y así evitar la propagación del virus.
Debido a que el riesgo de propagar el COVID-19 aún es muy alto, la Basílica de Guadalupe permanecerá cerrada del 10 al 13 de diciembre. Por eso, celebremos a Nuestra Madre desde casa y en familia.#VirgenDeGuadalupeTeFestejamosEnCasa #VirgenDeGuadalupe pic.twitter.com/3F5nkRmv6j
— Arquidiócesis Primada de México (@ArquidiocesisMx) November 24, 2020
Se ve difícil que se cumpla el objetivo. Los primeros días de noviembre se informó que la Basílica estaría cerrada 11 y 12 de diciembre, después que siempre si estaría abierta. Finalmente, el 26 dijeron que permanecerá cerrada del 10 al 13 de diciembre.
Comunicado oficial en conjunto con las autoridades de Gobierno de la Ciudad de México, Arquidiócesis Primada de México, CEM, Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe sobre Festejos Guadalupanos 2020. pic.twitter.com/MvG1X0xk2p
— Basílica Guadalupe (@INBGuadalupe) November 23, 2020
Mucha confusión para los devotos guadalupanos. Ellos se organizan y planean su peregrinación con mucho tiempo de anticipación y nada los detiene. Ellos ratifican que la fe mueve montañas.
Cumplen mandas, piden milagros, celebran a la Patrona de México
Millones de fieles cumplen con su cita anual. Y llegan de rodillas, en bicicleta, caminando, en autobuses. Otros millones abarrotan las carreteras en peregrinaciones que inician los primeros días de diciembre. Caminan cientos de kilómetros para pagar una manda, para agradecerle a la “Morenita del Tepeyac”—así se le conoce a la virgen— el milagro concedido. Y en estos tiempos de pandemia para pedir por la salud o agradecer haber superado al coronavirus.
Es la celebración religiosa más importante de México, y después de la Basílica de San Pedro, en Roma, la Basílica de Guadalupe es la más visitada en todo el mundo. El año pasado acudieron casi 10 millones de personas de México y de todo el mundo.
Pero este año la fe y la esperanza está en peligro. Llegarán millones de feligreses durante diciembre y también en enero, para celebrar a la Virgen. Así ocurre todos los años. Se ve imposible que los contengan. No será suficiente cerrar del 10 al 13. Se instalarán en los alrededores de la Basílica y no habrá operativo que pueda evitarlo. Los que lleguen antes ahí estarán hasta que puedan entrar. Así es la devoción guadalupana.
El riesgo es muy alto. ¿No habría sido mejor cerrar todo el mes?
Las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
De acuerdo a documentos del Vaticano, el 9 de diciembre de 1531 fue la primera aparición de la Virgen de Guadalupe. El indio Juan Diego caminaba hacia el mercado de Tlatelolco, el principal centro de comercio del pueblo azteca. En la zona del Tepeyac —donde está la basílica— se encontró con una mujer iluminada por una luz y le dijo que le pidiera a Fray Juan de Zumárraga le construyeran un templo en ese mismo lugar, pero el obispo no le creyó a Juan Diego y le pidió una prueba.
El relato guadalupano dice que hubo otras cuatro apariciones. En la cuarta, que ocurrió el 12 de diciembre, Juan Diego recibió la orden de María de subir a la punta del cerro del Tepeyac donde encontraría rosas en pleno invierno y donde no había flores de ese tipo. Como prueba de las apariciones las llevó en su ayate para mostrarlas al obispo Juan de Zumárraga. Al abrir su manto cayeron las flores y apareció la imagen de la guadalupana grabada en el ayate.
Varios historiadores han puesto en duda la existencia de Juan Diego y la historia de las apariciones. Pero la devoción a la virgen de Guadalupe es parte de la historia y la celebración religiosa más importante. Es la “Patrona de México”.
Los cierres históricos de la Basílica de Guadalupe
La primera, fue en 1924, durante la llamada guerra cristera, un conflicto armado por la defensa de la libertad de culto que duró tres años.
La segunda, en 1974, por daños estructurales en el templo y la tercera, en 1976, para poder trasladar el ayate de Juan Diego a su nueva sede.
La cuarta, en marzo de 2020, cuando comenzaron los contagios de COVID-19 en México, se decidió celebrar la misa a puerta cerrada.