En México, las críticas o cuestionamientos al presidente Andrés Manuel López Obrador se pagan caro.
Se castigan con hostigamiento y descalificaciones en las conferencias que AMLO da todos los días desde Palacio Nacional. También con insultos y amenazas en las redes sociales por parte de simpatizantes del presidente o por granjas de bots. Incluso, en la represalia como método de presión, puede intervenir la Unidad de Inteligencia Financiera. La ha utilizado como control político.
Para el mandatario mexicano no hay más que amigos o enemigos, conservadores o liberales, pueblo bueno o quienes son cómplices de los gobiernos corruptos del pasado. Así ha dividido y polarizado a la sociedad mexicana en dos años de gobierno, con esa costumbre de descalificar a sus opositores.
Ni sus funcionarios se salvan, no se atreven a contradecirlo u opinar diferente porque les puede costar el puesto.
En el gobierno no se tolera la crítica
El presidente López Obrador insiste en que hay libertad de expresión en México y que nunca atentará contra ella, pero este derecho ha estado asediado desde que llegó al poder. Televisoras, estaciones de radio y periódicos han despedido a columnistas, conductores, periodistas y hasta “influencers” por ser duros críticos a su gobierno.
A los periódicos “El Universal” y “Reforma”, dos de los rotativos más importantes en México los ha calificado más de una vez, como “prensa inmunda”, porque han publicado información que al presidente no le ha gustado.
Hace unos días conversé con un ex funcionario del gobierno anterior. Una persona honesta, trabajadora con un buen balance de su gestión, a pesar de haber trabajado en uno de los gobiernos más corruptos como lo fue el de Enrique Peña Nieto. Él como muchas otros, saben cómo se ejerce el poder en la actual administración: “Por el momento me mantengo en bajo perfil para evitar ataques del Gobierno de AMLO, no es por miedo, no tengo nada en que me pudieran señalar, pero lanzan ataques sin pruebas, solo para silenciar al enemigo”, confesó.
Pocos se atreven a sacar de más la cabeza, quien lo haga se la cortan. Por eso muchos diputados y senadores de oposición están sometidos a Morena en el Congreso. Así tendrán de larga la cola, que prefieren no ser tan opositores como es la obligación de un legislador. Eso, sin duda, ha debilitado a la de por si endeble oposición.
Lo mismo ocurre con gobernadores, presidentes municipales y exfuncionarios de gobiernos pasados. Muchos sí tienen miedo, otros solo son precavidos frente a esa fórmula tan efectiva de callar a la oposición.
Cuestiona a la Feria Internacional del Libro porque invita a los enemigos
La semana pasada le tocó a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (La FIL). Con 34 años de tradición, la FIL Guadalajara ha ganado prestigio y es considerada la mejor feria del libro en español y la segunda más grande del mundo después de la de Frankfurt, en Alemania. Este año obtuvo el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2020.
La descalificó porque, según él, en sus últimas ediciones lo han atacado y además invitan a escritores como Mario Vargas Llosa, Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze. Los tres han hecho fuertes críticas a la forma en que ha gobernado López Obrador. Él los señala como intelectuales orgánicos.
Y es que al presidente tampoco le gustó una declaración que hizo el presidente de la FIL Guadalajara, Raúl Padilla López, cuando recibió el reconocimiento Princesa de Asturias: “Es necesario defender la libertad de imprenta frente a los gobiernos populistas que hoy amenazan la herencia liberal y ponen en riesgo la democracia”.
Así, reviró el presidente López Obrador el viernes 13 de noviembre:
“No es nada personal en contra del gobernador (Enrique Alfaro), son diferencias, él tiene una postura, él pertenece a este bloque de conservadores. La Feria del Libro de Guadalajara, las últimas, dedicadas en contra de nosotros, pero no solo eso, porque traen a Vargas Llosa, ahí Aguilar Camín y todos ellos, Krauze”. Les dejo de tarea que investiguen desde cuando manda este señor (Raúl Padilla) en la Universidad de Guadalajara”.
Se le olvida al mandatario mexicano que también han estado como invitados a la famosa Feria del Libro de Guadalajara funcionarios de su gobierno y fieles simpatizantes.
Que se callen o se vayan de México
La amenaza y descalificación ha tenido momentos polémicos. Uno de los funcionarios más cercanos a AMLO, Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica recomendó a Aguilar Camín y Enrique Krauze, guardar silencio o cambiarse de país. “Más les vale que se queden en su esquina o que vayan cambiando de país”, les dijo a los dos escritores reconocidos internacionalmente. Además, a ambos, los han señalado de haber recibido privilegios económicos de gobiernos pasados.
Vienen tiempos electorales, bueno para el presidente López Obrador lo ha sido desde el primer día de su gobierno. No sorprenderá que las descalificaciones suban de tono. Es una costumbre callar al opositor en la vorágine electoral.
Este gobierno ha dicho que no es igual a los anteriores. Y sí, no es igual, ha resultado con mayor capacidad para silenciar a los adversarios.