Entre las enseñanzas que dejó la gestión de Mauricio Macri está la de no “digitar” ninguna oposición por conveniencia. La gestión de Cambiemos consideró que Cristina Kirchner no tenía oportunidad de retorno, por lo que la escogió como oposición ideal. Todos sabemos cómo terminó la historia. Sin embargo, es lógico que hay opositores más convenientes que otros.
Puede que Javier Milei esté pensando que es probable que su rival a futuro sea un colega: el economista Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires. Al menos, el discípulo de CFK ya se puso el traje como para ejercer el puesto. Ahora habrá que ver si la dinámica política de lo que se viene lo consolida en el lugar o si la atomización parlamentaria trae algunas sorpresas a futuro en materia de oficialismo y oposición.
Por lo pronto, Kicillof eligió su discurso de apertura para marcar diferencias conceptuales y pararse en las antípodas de un presidente que comienza a transitar el complicado camino del necesario ajuste de la herencia recibida.
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Con la presencia de Kirchner en el palco de la Asamblea Legislativa bonaerense, el exministro de Economía, que comienza su segundo mandato como gobernador, aseguró que sin “igualdad de oportunidades” no hay ninguna libertad posible. Demostrando que su mensaje tenía una clara finalidad, Kicillof terminó su presentación con una consigna: “¡Viva la justicia social, carajo!”
¡VIVA LA JUSTICIA SOCIAL, CARAJO!
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— Sergio Chouza (@SergioChouza) December 12, 2023
Al utilizar la principal consigna del libertario, Kicillof le reconoce dos cosas. Por un lado, la centralidad absoluta, pero, por el otro, asume que él también comienza la discusión corriendo por detrás. El que marca la agenda es Milei, lo que se discute es la de Kicillof. Y los que lo cuestionen deberán bailar a la música que imponga el presidente de la Nación.
Para el nuevo gobierno, que Kicillof pretenda ponerse el traje de jefe de la oposición es una buena noticia. Es que se trata del delfín principal de CFK, que representa a un kirchnerismo devaluado. Con el poder, el cristinismo era el dueño de la batuta de un peronismo necesario, que hoy puede buscar otros rumbos. Kicillof expresa una facción pequeña, a la que la mayoría del electorado ya le dio la espalda. Más complicado sería para Milei enfrentar a un peronista moderado o a un representante de lo que fue Juntos por el Cambio, que pueda amalgamar detrás suyo una coalición de centro.
Por ahora, a pesar de la complicadísima situación económica, Javier Milei sigue con los planetas alineados. Igualmente, como aprendió la gestión actual del macrismo, la oposición no es tema suyo. Que se ocupe la mano invisible de acomodar las cosas.