Siempre es complicado pensar una secuela luego de una primera parte exitosa. A veces se mantiene la magia, como en el caso de Volver al Futuro. En otras, incluso un sector del público considera que se puede hasta mejorar, como con El Padrino. Sin embargo, en la mayoría de las veces, las segundas partes no suelen ser buenas. La argentina Esperando la Carroza 2 es un ejemplo de lo que nunca tendría que haber sucedido. No porque sea necesariamente mala, sino porque es imposible estar a la altura de la original, por lo que no vale la pena intentarlo. Pero siempre la tentación económica existe cuando hay el nombre de un clásico detrás, que pueda asegurar la taquilla.
El Encargado fue diseñada para una sola temporada, como muchas series de las plataformas, pero el éxito inesperado demandó la secuela. Lo llamativo, es que se trata de una producción repleta de códigos para el público argentino. Sin embargo, funcionó hasta en países que no tienen la figura de “el encargado” en los edificios.
En la segunda temporada se explora una de las tantas historias que se podían llegar a narrar, luego de un cuento que estaba terminado. Los jugosos personajes permiten ofrecer nuevos capítulos, sin desilusionar, aunque no puedan sorprender como en la primera entrega.
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La historia comienza donde quedó el final de la primera. Como todos los triunfos de la vida son efímeros, Eliseo se encuentra rápidamente ante el nuevo desafío de una recién llegada que pretende auditar todo lo que sucede en el edificio. María Abadi, en el rol de la benefactora social de pasado oscuro Lucila Morris, logra lo que los buenos actores consiguen: que el público la odie desde un primer momento. Lo interesante es que en estos antagonismos realistas, no hay buenos ni malos. El público si empatiza con el personaje de Francella, pero es claro que en la historia no hay ni héroes ni villanos, sino personas que uno puede conocer en la vida real, con costados turbios y oscuros.
En estos siete capítulos de media hora, el portero más famoso se convierte de la noche a la mañana en un copropietario más del edificio, pero también es descubierto en el peor de sus secretos. A partir de ese momento tiene que remontar un intento de despido y enfrentar a una psicóloga, que lo estudiará al detalle para decirle al consorcio si el encargado está loco o no. La dupla con el Dr. Zambrano, el personaje que interpreta el Puma Goity, sigue siendo tan divertida como en los capítulos iniciales.
Aunque no consigue el efecto de la primera temporada, la secuela de El Encargado logra al menos mantener el interés sin desilusionar, lo que no es poco para una segunda parte. Las historias, que son las de la vida misma en un edificio conflictivo, permiten seguir con más episodios, siempre y cuando el público los demande. A ellos, Eliseo les habla personalmente hacia el final.