El peronismo venía de capa caída, pero el escándalo de Martín Insaurralde lo terminó de arrojar al abismo. De la nada, aparecieron fotos y videos de una modelo en un yate de lujo, en el marco de unas vacaciones de despilfarro absoluto con el exintendente kirchnerista de Lomas de Zamora. Cuando los medios empezaron a hacer las cuentas de lo que salía el alquiler diario del barco, el precio de cada botella de champagne francés, los Rolex de regalo y los bolsos que se trajo Sofía Clerici a la Argentina, no cerraban los números. Ella está registrada como autónoma en la más baja categoría, y por lo que tenía declarado el dirigente peronista, no le alcanzaba todo su patrimonio ni siquiera para pasar un día como el que estaba viviendo.
Insaurralde ya estaba en el ojo de la tormenta. Según trascendidos, en el acuerdo de divorcio con su exmujer (otra modelo), habría pagado en el exterior la suma de 20 millones de dólares. Cifra que tiene más que ver con una separación de dos estrellas de Hollywood, que con dos argentinos. El referente kirchnerista se estaba desempeñando como jefe de Gabinete de Axel Kicillof e iba a ser candidato a concejal por el peronismo. Lo hicieron renunciar a ambas cuestiones y ahora lo repudia todo el oficialismo. Sin embargo, a días de las elecciones, crece de manera avasallante el impacto del escándalo.
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El “Insaurralde gate” golpea al kirchnerismo tanto en el ámbito nacional, como provincial. Es que, en Buenos Aires no hay segunda vuelta y la elección se define por un voto. El hombre del escándalo era el segundo en orden de importancia en el gobierno y Kicillof ahora tendrá que ir a las urnas con el cachetazo a cuestas: “Me enteré por las redes sociales”, reconoció el candidato peronista, que teme sufrir el repudio a su espacio político y a él personalmente.
Sergio Massa, candidato a presidente, también quedó contra las cuerdas. Él se juega la entrada al balotaje, seguramente contra Javier Milei, y necesita de cada voto para entrar en la segunda vuelta. Todo esto dejó muy mal parado a su espacio político y en el peronismo reconocen que los votos indignados no se irán con Patricia Bullrich. Están convencidos que el único que capitalizará la indignación será el diputado libertario. “Esperemos que no nos gane en primera vuelta”, reconocen varios intendentes del conurbano.
¿Será este escándalo la tumba del peronismo este año?