En España, al partido izquierdista Podemos, la crítica a “la casta” le sirvió para pasar de coordinar un grupo de indignados apartidarios a terminar en la coalición de gobierno. Sin embargo, al ser un espacio estatista, no pasó mucho tiempo para que los anticasta se terminaran convirtiendo en casta. Es que, los únicos que pueden acuñar ese término como bandera política son los espacios que promuevan la reducción del Estado, sus funcionarios y prerrogativas.
Es por eso que, lo que fue un latiguillo de campaña para la izquierda española, se convirtió en uno de los puntos fuertes de Javier Milei en Argentina. En este caso, la crítica a la casta tenía algo que ver con un plan de gobierno que recorte drásticamente el caldo de cultivo que genera la proliferación de “los casta”. Sin embargo, el candidato presidencial de La Libertad Avanza también fue objeto de críticas, luego de su posicionamiento nacional como el referente “anticasta”. Apenas se le acercaron dirigentes de la política tradicional, desde Juntos por el Cambio y el peronismo comenzaron a señalar a Milei como un nuevo político contradictorio. Claro que ellos saben que es imposible formar una estructura nacional en dos años con 100 % de candidatos y dirigentes debutantes, pero igualmente usan la chicana en la campaña, para tratar de restarle algún voto al favorito.
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Con el debate abierto sobre qué es “la casta” y qué no, una senadora del espacio de Patricia Bullrich dio el ejemplo a la perfección. No se trata de una cuestión ideológica, partidaria, de antigüedad en la política o si se pertenece al sector público o privado: son los portadores de beneficios que no tienen el resto de los mortales, que se manejan con impunidad total y no pagan las consecuencias que sí sufrirían el resto de los mortales. Una “clase social” privilegiada, que mantiene en la actualidad el status que tenían los hombres vinculados al poder absoluto en otros tiempos.
Ayer, la senadora Carmen Lucila Crexell tenía que estar en su banca. Se trataba la aprobación del pliego de una jueza demasiado afín a Cristina Kirchner, que ya había sido removida por la Corte Suprema de Justicia por motivo de su edad, tal cual indica la ley. La votación fue favorable, con un desempate de la presidencia de la Cámara alta, tras la votación igualada en 35 votos. Lógicamente, esto es el inicio de un conflicto de poderes que recién empieza.
Como era de esperar, todos los reflectores fueron a la silla vacía de Crexell, que brindó una explicación que terminó de irritar más a la dirigencia de JxC, que está luchando por entrar al balotaje con Milei. ¿Qué dijo la senadora ausente? Que estaba en Alemania en un seminario de energías renovables. Lo peor es que tuvo el tupé de decir que la temática era parte de su agenda legislativa.
Lo de la senadora de JxC es absolutamente inadmisible. Nadie está diciendo que no tenga derecho a viajar, aunque esto ya habla de un privilegio que no tienen los trabajadores comunes y corrientes, que no pueden moverse de su lugar hasta que no les toque la fecha de sus vacaciones establecidas. Lo que sí se pone sobre la mesa, ante la información de la temática de la sesión, es que la legisladora bullrichista tendría que haber hecho sus valijas, ir al aeropuerto y tomarse el primer vuelo con destino a Buenos Aires. Su jugosa dieta se lo permite sin inconvenientes, más allá del precio del boleto de último momento.
El problema es que estos comportamientos en la política suelen resultar impunes. Ahí tenemos a Daniel Lipovetzky, creador de la nefasta ley de alquileres, que no pagó ningún costo por destruir con su proyecto un mercado completo. Encima, cuando se le recuerda su responsabilidad, se excusa diciendo que el resto de los legisladores votaron la ley, como si eso le quitara algo de culpa.
En vísperas del debate presidencial, sería interesante que alguno de los candidatos pueda ofrecer solución para que este problema termine de una vez por todas y que los responsables de la política paguen por sus errores y sus acciones, como hace el resto de los mortales con todas las decisiones de su vida a diario.