A Guillermo Berjeli, un podólogo de 45 años, como dicen, “le falló el operativo”. Él se había casado con un excliente, el chileno Alfonso Aquiles Guzmán Jaque, de 58 años al momento de fallecer. Sin embargo, el amor no era recíproco en la pareja, que había firmado su unión en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Berjeli estaba interesado en cobrar una herencia y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirla lo más pronto posible.
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Guzmán Jaque estaba algo distanciado de su familia en 2020, cuando perdió la vida en un hospital porteño. Su hermano, por ejemplo, no aprobó la unión con el podólogo y ambos discutieron al momento del casamiento. Sin embargo, su amor por Berjeli lo hacía sentir contenido y no sospechaba de las verdaderas intenciones de su pareja.
Aunque contaba con un diagnóstico de VIH absolutamente controlado, la víctima ingresó descompensado al Sanatorio Anchorena. Sin embargo, mientras estaba internado y le realizaban los estudios de control, el cuadro empeoraba cada vez más. Murió algunos días después de su ingreso, absolutamente desorientado y con un gravísimo cuadro de insuficiencia renal. Ante lo extraño del caso, sus parientes aparecieron hacia el final y sospecharon de cualquier desenlace vinculado a una enfermedad.
Iniciada la investigación pertinente, se comprobó que su habitual visitante, el podólogo Berjeli, manipuló al menos 13 veces el suero de su esposo inyectándole alcoholes pesados como el etilenglicol o el metanol. Todo parece indicar que la llegada del chileno al hospital ya estaba vinculada con un inicio de envenenamiento previo, que terminó de sufrir después, ya desprovisto de cualquier tipo de autodefensa, inconsciente en su cama.
“El imputado manipuló e intercambió los sueros que poseían la medicación que la víctima necesitaba, por otros que había llevado él con sustancias nocivas para su salud”, dice ahora el expediente.
Luego de entender que el cerco se cerraba sobre su persona, el presunto homicida se fugó con éxito durante tres años. El caso volvió a ser noticia de esta semana, con la detención del presunto “viudo negro” en la provincia de Mendoza. Se encuentra imputado por gravísimos delitos, que seguramente lo llevarán a prisión: homicidio cuádruplemente agravado por el vínculo, la alevosía, el envenenamiento y la codicia.
Lo que codiciaba el presunto asesino era una herencia de 300.000 dólares, que se dividía entre un departamento y un dinero en un banco de Chile. Este martes, el juez de la causa dictó la prisión preventiva para el acusado y las pruebas en su contra son contundentes.