
Una de las noticias del día en Argentina es que la flamante coalición del frente Unión por la patria (kirchnerismo, ex Frente de todos) incluirá al Partido Comunista dentro de la alianza. Aunque el espacio de Cristina Fernández de Kirchner siempre tuvo su afinidad con un espacio de la izquierda dura, la relación entre el peronismo y el marxismo es tan antigua como polémica. En medio de un nuevo capítulo de un viejo debate, el escritor Juan Bautista “Tata” Yofre lanzó un nuevo trabajo donde se explaya justamente sobre la cuestión de Perón y el comunismo.
Con motivo de la publicación de El gran secreto del retorno de Perón en 1973, que se encuentra disponible para descargar de forma gratuita, el escritor anticipa una perspectiva que molesta al kirchnerismo: que el viejo caudillo regresó al país para “terminar” con el comunismo. Es decir, un espacio político virulento del que él era al menos responsable en parte. Es que, los movimientos guerrilleros que estaban bañando de sangre a la Argentina, tenían dos procedencias y una era peronista. Por un lado estaba el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), de orientación marxista, y Montoneros. Esta agrupación había hecho una lectura socialista del primer peronismo terminado en 1955 y consideraba que un eventual retorno del caudillo al país contribuiría para consolidar un gobierno colectivista.
Con respecto a Perón y Montoneros, Yofre comenta que en febrero de 1971, Rodolfo Galimberti va a entrevistarse con el expresidente a su exilio de Madrid y le dice: “General, nosotros vamos a ayudarlo y les vamos a morder los tobillos a los militares para que se vayan cuanto antes”. Para el autor argentino, “Perón era un político. No era montonero y tampoco era tonto”. Es decir, Yofre suscribe la teoría lógica que el viejo militar hizo uso de Montoneros, para que sea un factor más de desestabilización en el país que contribuya a su retorno triunfal. “Muchas veces lo invitaron en Madrid a ir a vivir a La Habana. Pero él no fue. Perón no era comunista”, resalta el Tata.
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Con respecto a Héctor Cámpora, que estuvo en la transición hasta que la dupla Perón-Perón se impuso en las elecciones de septiembre de 1973, el escritor advierte que tampoco era afín a los comunistas, pero que estaba absolutamente rodeado por una juventud simpatizante de las ideas “progresistas”. Sobre los planes finales del retorno del fundador del justicialismo al país, Yofre asegura que Perón volvía para “terminar con el comunismo”. Anticipando el enojo que puede generar en los ámbitos kirchneristas, el escritor anticipa: “Tengo los papeles. Si les molesta, que muestren los suyos”.
Claro que los documentos alternativos que refuten su posición y confirmen la existencia de un “Perón de izquierda” no existen más que en el relato K, que compran muchos incautos que desconocen la historia reciente de Argentina y del mismo general.
Entre los documentos que pudo recolectar Yofre, se destacan los que hacen referencia al interés que tenía la administración de Richard Nixon de colaborar con la última gestión peronista. En aquellos días de la Guerra Fría, el autor recuerda que Estados Unidos tenía preocupación que en Argentina se replique un fenómeno como el de Salvador Allende en Chile.
Más allá de las intenciones de Perón, que finalmente echó a los Montoneros de la Plaza de Mayo, el caudillo murió el 1 de julio de 1974. Ya estaba enfermo y no pudo materializar lo que había venido hacer y sobre lo que todavía hoy se debate. La violencia política en el país terminó en el golpe de Estado de 1976, pero aunque ya no hay bombas ni disparos, Argentina sigue entrampada en el debate de aquellos años. Todavía hoy.