La pesadilla orwelliana del pensamiento progresista políticamente correcto no está solamente en los estamentos burocráticos de los gobiernos. También dice presente en las empresas privadas de casi todo el mundo. Paradójicamente, mientras más grande sea la corporación capitalista, más infiltrada por la estupidez moderna parece estar. Esta mañana, el Sunday Telegraph confirmó que los libros de James Bond saldrán al mercado a partir de ahora modificados. No se encontrarán en los textos ninguna “referencia racial” ni comentario que pueda ser considerado ofensivo.
Claro que la idea del lanzamiento ya fracasó antes de la impresión de los libros. Los que se ofendieron ya fueron los fanáticos del agente 007, que no quieren ver a su héroe en las versiones edulcoradas desde una retórica descontextualizada del momento en que los textos fueron escritos.
En el marco de una acción que podría ser considerada como de “autocensura”, los responsables de Ian Fleming Publications ya confirmaron que los textos pasarán por una “revisión”. Aseguraron que pretenden eliminar de las historias comentarios “potencialmente ofensivos”. Casino Royale, el primer libro del 007, cumple 70 años de su lanzamiento, por lo que las ediciones “modificadas” vendrían a ser una colección aniversario para el olvido.
Una de las modificaciones que ya trascendió fue la eliminación de la palabra “negro” de los libros. Las referencias serán modificadas por “persona negra” u “hombre negro”. En el marco de la subestimación total del público, la editorial también anunciará una advertencia al inicio de los libros: recordarán que las historias de James Bond fueron escritas hace muchos años, por lo que algunos términos (los que hayan permanecido sin alterar) “podrían ser considerados ofensivos por los lectores modernos”.
Una dura reacción en contra de las nuevas versiones
Arturo Pérez Reverte, miembro de la Real Academia Española y escritor, cuestionó duramente la iniciativa que propone publicar las historias del Agente 007 desde una perspectiva “moderna”, “inclusiva” y “no ofensiva”. Desde sus redes sociales, el autor de Revolución fulminó la idea de reeditar los libros en versión autocensurada y calificó de “demagogos y oportunistas” a los responsables.
“Más hipócrita basura anglosajona que los europeos haremos nuestra, como de costumbre. Gracias a los demagogos, los oportunistas, que hacen de esto su negocio y a los idiotas que les aplauden. El siglo XXI está siendo el siglo de la estupidez, enhorabuena”, cuestionó Pérez Reverte.
El enojo contra la industria editorial anglosajona del español ya se venía incrementando desde principio de año. Hace unos días, se confirmó que la firma Puffin Books también reeditaría varios clásicos bajo las premisas del pensamiento “políticamente correcto” de la actualidad. Los libros que anunciaron que saldrían modificados son Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda y Las brujas. Como la propuesta generó más rechazo, críticas e indignación que expectativas, la editorial británica tuvo que anunciar que, junto a las nuevas ediciones, se seguirán imprimiendo las originales para que el público decida cuál adquirir.
Afortunadamente, el mercado y la libre opinión de los consumidores sirve como para ubicar a varias empresas, extraviadas por la estupidez de la cultura de la cancelación y el progresismo mal entendido actual.