Refiriéndose a sí mismo en tercera persona, como hacía Diego Armando Maradona, el presidente Alberto Fernández dijo que, “el presidente es una persona honrada, que nunca ha participado en algún hecho de corrupción y que nunca se ha dudado de su decencia”. Pasando a la primera persona, el mandatario argentino dijo: “Yo lo único que tengo para dejarle a mis hijos es mi decencia”. Sus palabras tuvieron lugar esta tarde, luego de que un participante de Gran Hermano haya dicho dentro de la casa que el mandatario lo había “coimeado varias veces”, haciendo referencia a supuestos sobornos.
Claro que, para semejantes manifestaciones, el presidente argentino eligió la pantalla amiga de C5N. Ya haciendo la introducción al móvil, el periodista dijo de antemano que las acusaciones eran absolutamente infundadas. ¿Periodismo independiente? Claro que no. Dependiente de la pauta publicitaria oficial.
Más allá de las acusaciones de “Alfa” (el personaje del momento es esta Argentina trastornada, donde un participante de un reality show parece dañar más al gobierno que la oposición), el mandatario dista mucho de ser una persona “honrada” y “decente”. Ni siquiera hay que corroborar los ilícitos de los que se le acusa para poner en tela de juicio la honra y la decencia del jefe de Estado.
Ya su arribo a la presidencia de la Nación, más allá de la complicidad de los irresponsables que lo votaron (no de los kirchneristas inimputables, sino de los que compraron las soluciones mágicas y el “asado para todos”), Fernández dejó de lado toda moral, decencia y coherencia, aceptando la fórmula con Cristina Kirchner. Poco antes de la confirmación de la dupla del fallido Frente de Todos, el actual presidente había dicho que sería un error elegir un presidente, que tenga que rendir cuentas a “Juncal y Uruguay”, haciendo referencia al domicilio de la actual vicepresidente. También dijo que la inflación kirchnerista era responsabilidad de la emisión sin respaldo del Banco Central y ahora les echa la culpa a los empresarios especuladores. También había dicho que “nadie en Argentina” creía que Alberto Nisman se había suicidado, para luego suscribir impúdicamente la tesis del suicidio. Sus hijos, a los que les pretende dejar su decencia y hombría de bien, tendrán que lidiar con sus archivos vergonzosos toda la vida.
Pero si hay algo que deja de lado todo vestigio de honradez, decencia y hombría de bien, fue el acuerdo económico al que llegó en la justicia para archivar la causa de la violación de la cuarentena que él mismo ordenó. Mientras la policía encarceló a gente que salió “sin permiso” de sus domicilios (habiéndose registrado hasta muertes por abusos de las fuerzas de seguridad) y el sector privado se fundía por no poder abrir los comercios, el mandatario y su esposa festejaban el cumpleaños de Fabiola Yáñez con una gran cantidad de invitados. Como si fuera poco, el mandatario casi que responsabiliza a su mujer diciendo que su “querida Fabiola” organizó una fiesta que no debió haberse hecho, como si él hubiera estado en el exterior. Pero no, estaba en la fiesta con los invitados, comiendo y tomando los productos Premium que pagamos los contribuyentes con los impuestos.
Habrá que investigar sobre las acusaciones recientes, y “Alfa” deberá ratificarse o rectificarse al salir de la casa. Sin embargo, con todo lo que es de público conocimiento, ya hay motivos de sobra como para tratar de inmoral e indecente al presidente argentino.
🎙️"El presidente es una persona honrada, nunca ha participado de ningún hecho de corrupción ni se ha cuestionado su decencia, y la verdad que lo único que tengo para dejarles a mis hijos es eso". El presidente @alferdez en declaraciones a @C5N desde la planta de Whirlpool, Pilar. pic.twitter.com/h7Am7Yzm4e
— Alberto Fernández Prensa (@alferdezprensa) October 21, 2022