“Hasta el día de hoy dudo que se haya suicidado”. Las palabras pertenecen al presidente argentino Alberto Fernández y tienen relación con la muerte del fiscal Alberto Nisman. El documental que recoge sus dichos forma parte del nuevo lanzamiento de Netflix, pero claro, los dichos datan de 2017.
La serie El fiscal, la presidenta y el espía repasa desde el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), siguiendo la investigación y la denuncia de Nisman contra la expresidente Cristina Fernández de Kirchner (CFK), el Memorándum de entendimiento con Irán y el rol del agente de inteligencia Horacio “Jaime” Stiuso.
Hace dos años, cuando Fernández brindó aquella entrevista, que se hace pública recién ahora con el lanzamiento de la producción, el actual presidente todavía estaba enfrentado a CFK. Recién para abril de 2019 ambos dirigentes volvieron a mostrarse juntos para el lanzamiento del libro Sinceramente, con el que la expresidente comenzó la campaña política que la devolvió al poder de Argentina.
Ya amigado con su exjefe política, a la que comenzó a vender como “moderada” ante el fracaso de la gestión de Mauricio Macri, Fernández complementó su discurso con respecto a la muerte del fiscal. Aclaró que si se trató de un homicidio, de ninguna manera el kirchnerismo estuvo detrás de la muerte. Sus palabras exactas por esos días fueron las siguientes: “En el caso de Alberto Nisman uno debe aplicar las reglas de la novela policial inglesa. La pregunta que uno debe hacerse es: busca quién se beneficia con el crimen y te diré quién es el asesino. Y la única perjudicada con el crimen era Cristina”.
Luego de cerrar la alianza con CFK, que luego lo llevó a la Presidencia de la Nación, Alberto Fernández manifestó un cambio con respecto a lo que dijo en 2017, tal cual como se ve en la serie. Ya no tiene las dudas que tenía hace dos años y ahora considera que “las pruebas acumuladas no dan lugar a pensar que fue un asesinato”.
Técnicamente, al hacer referencia la “acumulación” de pruebas, Fernández no estaría cayendo en una contradicción necesariamente con sus manifestaciones previas. Pero la interpretación política dice una cosa completamente distinta, claro.
El kirchnerismo está determinado en fomentar la tesis del suicidio. Por lo tanto, no sería extraño que los estamentos del Estado comiencen a manifestarse en este sentido, ya sea con respecto a la Gendarmería (que aseguró ya que se trató de un homicidio) o incluso dentro del ámbito de las investigaciones judiciales.
El atentado, la denuncia y la muerte del fiscal
Argentina sufrió el mayor atentado de su historia el 18 de julio de 1994 cuando un coche bomba explotó en la sede de la AMIA en el barrio porteño de Balvanera. El sangriento episodio dejó un saldo de 85 muertos y más de 300 heridos. Luego de idas y vueltas en el juicio, donde se plantó una pista falsa para buscar responsables locales, la investigación comenzó a poner el foco sobre Irán y el grupo terrorista Hezbollah.
El fiscal Alberto Nisman, designado por el mismo Néstor Kirchner, llegó a la conclusión que Cristina decidió encubrir a los supuestos responsables, con los que quiso generar un vínculo comercial que le garantizaría al país recursos energéticos a cambio de productos agropecuarios. El fiscal denunció a la expresidente y a varios funcionarios de su Gobierno por encubrimiento y traición a la patria y aseguró por televisión que si no se escapaban “terminaban todos presos”. Nisman apareció muerto en su departamento con un disparo en la cabeza un día antes de su cita en el Congreso, donde ampliaría su denuncia frente a los legisladores de todos los partidos.