Si los hechos de ayer en la provincia de Buenos Aires hubiesen tenido lugar bajo la gestión de la macrista María Eugenia Vidal, el kirchnerismo ya fuese pedido en masa la renuncia de la exgobernadora. Pero como “el muerto”, como tristemente se les dice a las víctimas de la represión policial “cayó” en una gestión del Frente de Todos, además de la hipocresía, lo que sobran son las acusaciones cruzadas y las teorías conspirativas.
Anoche, Boca Jrs. y Gimnasia Esgrima de La Plata debían dirimir su partido por la liga de Argentina, que ya ni cuenta con público visitante en los encuentros. Pero el desastre nacional en todo sentido, tanto cultural, como político y policial es tal, que ni siquiera con la parcialidad local los espectáculos deportivos pueden desarrollarse en paz. Minutos comenzado el encuentro, el árbitro tuvo que suspender el partido por los desmanes que habían en el estadio y sus inmediaciones. La policía bonaerense, que está bajo la órbita del ministro de Seguridad de la provincia, Sergio Berni, reprimió indiscriminadamente al público de Gimnasia que quería entrar al estadio.
Por ahora no se sabe a ciencia cierta qué sucedió. Si bien varios socios apuntaron contra la dirigencia del “lobo” por haber vendido más entradas que las disponibles, el presidente del club negó las acusaciones y pidió que se revisen las planillas y los registros. Desde Gimnasia dijeron que el remanente que pusieron a la venta es el número exacto que podían vender, teniendo en cuenta los socios que accederían al partido. Por eso es que las autoridades del equipo platense cargan las tintas contra la policía de la provincia, que no habría podido manejar las situaciones usuales, como la del público que pretende ingresar sin entrada ni carnet de socio.
Sea como sea, lo que se vivió fue una batalla campal, tan inaceptable como posible en una República Argentina, que tuvo que llevar un River-Boca a Madrid, por no poder garantizar la seguridad en el encuentro. En esta oportunidad, lamentablemente falleció un simpatizante de Gimnasia y su familia culpa a la policía. Aunque en un primer momento se dijo que la víctima fatal, César Regueiros de 56 años, murió a causa de un infarto, la familia insiste en la represión. “Lo mató la policía con los gases”, dijeron sus allegados en las redes sociales. Lo cierto es que las imágenes son contundentes. En uno de los segmentos que difundió el canal deportivo TyC Sports, se muestra cómo un oficial dispara con balas de goma sin motivo aparente a un camarógrafo que estaba grabando los sucesos. Por ahora, el gobernador se limitó a despedir al comisario a cargo del operativo, pero desde el kirchnerismo le piden la cabeza de Berni.
La Cámpora, brazo “juvenil” del espacio político de Cristina Kirchner, repudió el accionar represivo, en un comunicado breve y formal, evitando mencionar al ministro y al gobernador. Los más osados en las teorías de índole conspirativas, aseguran que le “tiraron un muerto” a Kicillof, para evitar su reelección el año próximo. Lógicamente, la oposición ya le está pidiendo la renuncia al gobernador. Lo insólito es que esta teoría incluye la tesis de un Berni “infiltrado”, que estaría conspirando políticamente junto a Patricia Bullrich, presidente del PRO.
Por ahora, el clima en el oficialismo está muy caldeado. Los seguidores más ideologizados del kirchnerismo reclaman en las redes sociales que el gobierno está “derechizado”. La llegada de Massa y Rubinstein al ministerio de Economía la asocian a los cambios con sucesos concretos como los desalojos a los mapuches en Río Negro. ¿Qué piden? Cristina Fernández de Kirchner candidata a presidente para 2023. Como si ella no fuese parte de este gobierno en franca decadencia. No sólo forma parte… es la mentora de todo este desastre.