
En 1993, el entonces gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, se vio involucrado en un confuso hecho que no se aclaró nunca del todo. El dirigente peronista dijo que fue drogado y secuestrado (lo que no convenció a mucha gente en la opinión pública), luego que trascendieran rumores sobre la existencia de un video privado, donde alguien supuestamente introducía un consolador en las cavidades íntimas del gobernador. Afortunadamente, para la dignidad de la persona que no tiene por qué sufrir un escarmiento por esto, el tema fue prácticamente olvidado, salvo muy raras y contadas excepciones donde algún veterano lo menciona.
Tampoco se habla demasiado del hecho que Néstor Kirchner tenía como amante (y prácticamente pareja paralela) a su secretaria. La misma Miriam Quiroga reconoció la relación, que duró prácticamente diez años, luego del fallecimiento del expresidente en 2010. Sin embargo, el tema tampoco es asunto de discusión en la actualidad. El relato oficial dice que Néstor y Cristina fueron una feliz pareja, desde la universidad, hasta la muerte de él. A pesar de la idílica relación que venera el kirchnerismo, evidentemente falsa, tampoco habría motivo como para escarbar en la intimidad de la pareja.
Sin embargo, Patricia Bullrich sigue siendo víctima de un injusto bullying por parte del kirchnerismo, con motivo de un episodio lejano del año 2009. En aquella oportunidad, en un control de alcoholemia en la vía pública, a la exministra de Seguridad le retuvieron el auto. La entonces diputada no estaba borracha ni mucho menos. Venía de una cena partidaria, e incluso dijo que no había tomado casi nada, ya que el vino era de “mala calidad”. Además, viajaba con un colaborador habilitado para manejar, que podría haber tomado el volante, pero que no lo hizo porque Bullrich no suponía estar en estado de infracción.
A lo largo de los años me tocó coincidir en varias cenas con la actual presidente del PRO (donde jamás la vi borracha) y puedo asegurar que sus dichos tienen todo el sentido del mundo. Le gusta cenar con vino, (lo que reconoció ella misma en varias oportunidades) como a mí, pero cuando la bebida no está a la altura de las circunstancias (algo muy usual en los eventos políticos), no se repite más que una copa. A los que nos gusta el vino (y a Patricia le gusta el vino) nos resultaría absolutamente imposible emborracharnos con cualquier cosa. Y los que sabemos tomar vino, que limitamos el consumo al acompañamiento de la comida, muy difícilmente llegamos a un estado de “borrachera”, más asociado a la cerveza, las bebidas blancas, las mezclas y los vinos de mala calidad.
Cuando uno conoce la clase de vino que le agrada, y acostumbra el paladar, emborracharse (o tomarse más de una copa) con uno “berreta” resulta bastante inadmisible.
Aunque el procedimiento de seguridad vial de hace dos décadas fue dudoso (ya que un test le dio positivo y otro negativo) el kirchnerismo, y ahora hasta la misma CFK, insisten hasta el hartazgo con un supuesto problema de alcoholismo de Bullrich, que además no existe. Si el mote se lo hubiese puesto un opositor a una dirigente del oficialismo, lo menos que dirían es que se trata de una agresión “misógina” y que el tema del alcoholismo es demasiado serio como para emitir bromas de mal gusto. Pero ellos pueden hacer cualquier cosa, claro.
La última semana, luego del pedido de 12 años de prisión para Cristina por parte del fiscal Diego Luciani, Bullrich hizo una analogía en su cuenta de Twitter: “12 años de gobierno: 12 años de condena”. Nada llamativo si tenemos en cuenta las cuestiones que se están debatiendo en la política argentina.
¡SE TERMINÓ!
Cristina Fernández de Kirchner: basta de su prepotencia violenta.
12 años de gobierno: 12 años de condena. Esa es su realidad. Víctima es el pueblo que sufrió el robo.— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) August 27, 2022
Sin embargo, Kirchner, que había dicho que la fiscalía pidió 12 años, justamente por la duración de los tres mandatos presidenciales, sugirió que la presidente del PRO debió haber estado bebida al momento de escribir el tuit. Sus palabras, generaron el aplauso de los dirigentes del Frente de Todos que escuchaban a la vicepresidente.
"Patricia Bullrich":
Por un comentario de Cristina Kirchner pic.twitter.com/jvCkz7737f— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) August 31, 2022
La respuesta de Bullrich, bien a su estilo, no tardó en llegar. En lugar de cuestionar la delirante acusación, la dirigente de Juntos por el Cambio hizo otra cosa. Además de refutar algunos datos inexactos manifestados por la vicepresidente, le contestó parafraseando a Winston Churchill: “Yo puedo no tomar, pero usted no puede dejar de ser corrupta”, le dijo desde sus redes sociales. La anécdota a la que Bullrich hace mención sucedió en 1946, cuando una diputada le criticó al exprimer ministro su estado de ebriedad. Churchill le dijo que mañana estaría sobrio, pero que ella seguiría siendo fea.
Nada en el mensaje de Bullrich da a entender que la dirigente opositora haya estado borracha al emitir su comentario. Sin embargo, todo en la actitud de CFK, que no hace otra cosa que embarrar la cancha y desviar la atención, deja en evidencia que ella sí está absolutamente desesperada.